Costa Rica en tiempos del Tercer Reich




 Un vistazo a la Geo-política en la Costa Rica de los años 30
La afinidad de los costarricenses hacia el fascismo y el nazismo se encontró directamente relacionada con la identidad étnica, pues como señala el historiador Iván Molina Jiménez, el costarricense siempre se ha considerado ante todo europeo y blanco. Su etnicidad se vincula más fuertemente con España y con Europa en general que con lo indígena, lo mestizo y, especialmente, lo centroamericano.
Ernesto Martin, Secretario de la Corte de Justicia Centroamericana ofreció expresamente en noviembre de 1911,  la vinculación oficial establecida entre etnia y democracia, señalando que el avance experimentado por esta última en Costa Rica obedecía a dos factores principales, la expansión escolar y, en primer término "…la raza especial que habita nuestros campos, de cuasi pura estirpe vasca y castellana en su más grande parte”
Esta “pureza racial” que aún hoy se mantiene mayormente, ya había sido descrita por europeos anteriormente  los que se sorprendía por la pureza racial tica en comparación con los Europeos, denotando que las diferencias físicas eran pocas y en comparación con el resto de países de la zona.
Encontramos una descripción del filósofo salvadoreño Alberto Masferrer al visitar Costa Rica:
"...apenas hay indios... En cambio la negra sangre de África corre abundante y pura en la costa del Atlántico... un diez por ciento entre indios, negros, mestizos y mulatos; lo demás pura raza española, de Galicia. Así, entre ellos y nosotros hay la diferencia sustancial de la raza. No se marca bastante esa diferencia mientras se va de Puntarenas hasta Alajuela. Salvo las modalidades características en un pueblo pacífico, ésas y las demás del tránsito son poblaciones centroamericanas. Pero cuando llegáis a la verdadera Costa Rica, es decir, á Heredia, á Cartago, á San José, ya estáis en un pueblo que ni por el clima, ni por la raza, ni por las tendencias es nuestro. Aquella es la Tiquicia pura..."
En Casi un año después de que Hilter fuera elegido como canciller de Alemania, en Costa Rica comenzó a crecer una afinidad hacia el nacional socialismo dentro de la comunidad de costarricenses nacionales, alemanes e italianos que radicaban en el país con los que ya se tenía una natural relación de convivencia, en diferente gobiernos previos al surgimiento del Nacional Socialismo, ya se había contado con buenas relaciones entre Costa Rica y Alemania en especial en los negocios, teniendo  como por ejemplo la Electrificación del Ferrocarril Al Pacifico, que se inició en 1927 durante la segunda administración de don Ricardo Jiménez Oreamuno con la reconocida empresa AEG de Berlín, y que trajo consigo también el establecimiento de las comunicaciones telefónicas y telegráficas, la compra de maquinas eléctricas y la creación de la planta de Tacares para abastecer al Ferrocarril además se contrato al ingeniero alemán Don Adalberto Fortuniak  que vino a montar y a dirigir la planta de Tacares.
En general las familias alemanas e italianas estaban bien acomodadas y tenían cargos de importancia en el medio.
Los inmigrantes alemanes, al igual que los estadounidenses y británicos, que radicaban en el país, habían ido formando parte de la clase política e intelectual costarricense.
Algunos ascendieron rápidamente entre las empresas técnicas y productivas gracias a su preparación superior eso además de venir de países industrializados, otros se dedicaron a la labor intelectual ejerciendo profesiones liberales, y otros montaron sus propios negocios incluyendo la agricultura (especialmente cafetalera, bananera y azucarera), el comercio, la minería y la banca.
Muchos ciudadanos alemanes prestaron servicios al gobierno, mayormente en calidad de ingenieros.
Otros estuvieron detrás de la reforma educativa y tras la fundación de centros educativos como, el Liceo de Costa Rica, el Colegio de Señoritas, la Casa de Enseñanza de Santo Tomás, el Colegio San Luis Gonzaga y el Colegio Alemán.
Ya para finales del siglo XIX e inicios del XX también se tiene constancia de costarricenses germanos involucrados activamente en política y dentro de las dirigencias de partidos políticos del país, siendo particularmente relevantes en política las familias Koberg, Rohrmoser y Peters.
Si bien muchos se casaron con costarricenses mayormente de clase aristocrática, la comunidad alemana mantenía sus lazos culturales cercanos y una identidad étnica conjunta, se preocupó por preservar el idioma entre las nuevas generaciones nacidas en Costa Rica, pero logrando su  además la integración dentro de las clases dominantes costarricenses. Esto llevó a la creación del Club Alemán en 1910 y de la Escuela Alemana en 1912.
Unos de los tantos inmigrantes europeos que estuvieron acá fue además el señor Victor Carlos Heinrich Segismundo de Prusia, quien junto a su esposa Carlota de Sajonia-Altenburgo; en 1927 tomaron como residencia a Costa Rica, Heinrich hijo de Enrique de Prusia, fue el hermano menor de Príncipe de Prusia Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht von Hohenzollern y conocido como Guillermo II (Wilhelm II), luego de un viaje que realizaron en un submarino alemán con destino hacia Guatemala y luego a Puntarenas, viaje en el cual nació su segundo hijo Alfredo de Prusia Sajonia-Altenburgo y se establecieron acá,  incluso su hijo Alfredo aún vive en el país.
También en ese tiempo se creó la Beneficencia Alemana, donde alemanes adinerados asistían a los más desfavorecidos con el lema de que «No debe haber alemán pobre», existiendo constancia de como inmigrantes alemanes de escasos recursos recibían créditos y otras ayudas de los más pudientes.
Durante los años treinta surge dentro del seno de la comunidad alemana simpatizantes del nacionalsocialismo y de Adolf Hitler y  impulsada desde el Tercer Reich por el NSDAP en su variante internacional dirigida a la diáspora alemana.
El Reich Alemán tenía firmes intereses comerciales en la región, pero a su vez se temía que Hispanoamérica estuviera muy influenciado por los Estadounidenses, por lo que los fines propagandísticos se limitaron a la pretendida cohesión de la germanidad, y no a un proyecto imperial.
Ernst Wilhelm Bohle, líder de la Organización para el Extranjero (Auslandorganisation , AO) del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP)  Afirmaba que
 “De ahora en adelante, a una Alemania nacionalsocialista solo puede corresponder una alemanidad en el extranjero nacionalsocialista”
La AO tuvo la tarea de alinear a las comunidades alemanas por el mundo, bajo la bandera del nacionalsocialismo.
La creación, en el Tercer Reich, de una sociedad totalitaria, se acompañó de la prolongación hacia la política, de una visión racial según la cual la sangre germana debía unirse tras su nación y su Führer, Adolf Hitler.
Por eso, cada alemán era sometido a la Gleichschaltung (igualación o “nazificación”). En América Latina, esa nivelación fue más o menos eficaz, pero llevó, en general, a profundas divisiones entre las comunidades alemanas.
Con las tecnologías de la época los europeos alemanes sentían cierto acercamiento con la madre patria, que además en aquella época se encontraba en su máximo esplendor, cabe destacar que muchos de los simpatizantes nacionalistas alemanes en Costa Rica, no compartían del todo las políticas, antisemíticas o de persecución a otras etnias, incluso muchos no practicaban a cabalidad sus ideales, por lo que podemos decir que era un Nacional Socialismo alemán muy “a la Tica”.
Pero el gusto al nacionalismo alemán ya había traído problemas durante la Primera Guerra Mundial para la comunidad, ya que Costa Rica era un país aliado a los Estados Unidos. Con la guerra, vino el cierre de rutas económicas de comercio y del embargo de Costa Rica a Alemania, y por ende, el término de las exportaciones, y llevó a una persecución por parte del dictador de la época Federico Tinoco contra la minoría alemana, acusándolos de conspiradores y manipuladores.
Buena parte de esa comunidad y de los afiliados al NSDAP eran inmigrantes o descendientes ya socializados en la atmósfera política de la Alemania derrotada de 1918. EL sentir hacia el recuerdo de esa derrota, fueron caldo de cultivo para que ascendiera el Nacionalsocialismo en ese país, y para la adscripción de sus compatriotas en otras partes del mundo.
Las concepciones autoritarias y caudillistas en la política nacional de los años 30 se tradujeron en simpatías pro-fascistas que estrechaban el rango de acción de militantes comunistas y antifascistas, hecho que tuvo su mejor expresión en el anticomunismo de los días de la Guerra Civil Española (1936-1939).
Así el nacionalsocialismo se extendió entre de instituciones más tradicionales de la comunidad alemana y a pesar de tener su propio local desde 1934, organizaban la mayor parte de  sus actividades en el Club Alemán.

El Partido Nacional Socialista Costarricense
Conocido con el nombre de “Partido Nazi de Costa Rica” es como muchos historiadores costarricenses llaman a la agrupación de simpatizantes del nacionalsocialismo alemán que existió en Costa Rica durante los años treinta. Pero es importante destacar que su verdadera nomenclatura, como en Alemania no era “nazi” sino más bien  lo correcto es que, sea una organización política de tipo “Nacionalsocialista costarricense”  creada en 1932 por la comunidad alemana y otros costarricenses de origen europeo (español, italiano, etc.).
(La etimología  del término“nazi” no se relaciona como tal al movimiento del partido en Alemania, ya que este fue y es un término acortado y despectivo inventado por los bolcheviques para dirigirse a sus enemigos alemanes y que más se proyecta en un sentido "nacionalista" y no "nacionalsocialista”, por esa razón los partidarios del movimiento nunca se llamaron a sí mismos como “nazis”)     
En su mayoría, el partido estaba formado por alemanes veteranos de la Gran Guerra (1914-1918) residentes en el país; llegó a sumar 66 miembros, y era liderado por Herbert Knohr y Karl Bayer. Sus actividades para “nazificar” a la comunidad alemana causaron divisiones en esta. En el Club Alemán (presidido por Knohr) se celebraban los aniversarios del Tercer Reich y el cumpleaños del Führer .
El partido estaba presidido por el ingeniero alemán Max Effinger y contaba entre sus miembros con destacados ciudadanos incluyendo al médico Werner Rotter, del Hospital San Juan de Dios y el presidente León Cortés Castro el cual era un simpatizante del fascismo europeo.
Nunca se legalizó como partido político pero estuvo bien organizado y se encargó de montar el lobby a favor de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo conformado mayormente por alemanes, italianos y costarricenses criollos que se reunían en el Club Alemán el cual se ubicaba en Guadalupe  en lo que se conoce hoy como el colegio Napoleón  Quesada y donde se hacían actividades abiertas al público.
El club tenía (1.52 hectáreas) con diversas construcciones que se adaptaron a las necesidades del club, tales como un Restaurant/Bar y un amplio salón de baile y recepciones. Se construyó una piscina para natación de 20 m de largo, 2 canchas de tenis y un campo de deportes.
 Allí se celebraban los actos relacionados con la política exterior del Tercer Reich.
Los “pro-nazis” difundían fotos y discursos de Hitler, y prestaban juramento al Führer para “seguirlo hasta donde fuese”.
 La mayoría de los socios venían de familias que llegaron a Costa Rica entre 1920 y 1940. Muchos de ellos heredaron sus acciones a hijos o familiares, tales como los Miller, Hempel, Spoerl, Hueckmann, Lorenzen, Stradtmann y muchos más.
Carta de Adolf Hitler a León Cortés
En esa difusión propagandística parecieron cumplir un importante papel los representantes oficiales de la Alemania nazi.
 Entidades como el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Legación en Guatemala y el Consulado en San José, controlaron la exhibición de películas “antialemanas”, y enviaron películas, discos, libros y periódicos a instituciones como la Escuela Alemana y el Colegio Seminario, principalmente entre 1936-1938, justo al comenzar la oleada expansiva del régimen nazi por Europa.

Fue en el Club Alemán y en una de estas actividades pública que la niña Margarita (Margarita Dobles) hija de Luis Dobles Segreda, recitó su poesía: "Adolfo Hitler, el libertador de la tierra alemana".
Algunos de los alemanes para ese tiempo mantenían comunicación con Berlín y existió un esfuerzo del gobierno alemán de impulsar el nacionalsocialismo entre la comunidad alemana en Costa Rica, y en el resto de América Latina, no obstante, el apoyo de los alemanes-costarricenses al nazismo no fue tanto como se esperaba, al parecer las generaciones más viejas lo tomaron con escepticismo y otros tantos eran abiertos opositores. Pero tuvo su apoyo especialmente entre alemanes jóvenes o nacidos en Alemania.
También se creó una rama de la Juventud Hitleriana liderada por el director del Colegio Alemán Hannes Ihring, pero no logró ser implementada debido a el cuestionamiento constante de sus participantes.
 Registros periodísticos de la época muestran que el tema fue sujeto de acalorado debate entre los alemanes costarricenses así como de luchas por el control de la directiva del Club Alemán, que finalmente cayó en manos del grupo fanáticos nacionalistas.
Algunos historiadores judíos señalan que principalmente León Cortés Castro y otros políticos importantes como Rafael Ángel CalderónGuardia tenían simpatías por el fascismo europeo y guardaban prejuicios antisemitas y anticomunistas.
 León Cortés en particular mantenía una postura fuertemente antijudía y entre otras cosas designó a Effinger como asesor encargado de migración el cual se encargó de impedir así el ingreso de muchos judíos polacos que escapaban de Alemania.
Por esta época el periodista Otilio Ulate, futuro presidente, también propagaba mensajes antisemitas en su periódico Diario de Costa Rica.
Las importantes inversiones que tenía la comunidad alemana en el país desde décadas anteriores, comenzaron a describirse como el primer paso hacia la dominación ideológica y militar. Lo mismo se sospechaba de la presencia de alemanes en la administración pública, más cuando se denunciaba su injerencia en las restricciones migratorias de judíos al país, algo que involucraba aparentemente al alemán Max Effinger.
A su vez, la intensa política comercial alemana se basaba en un sistema de canjeo que obligaba, a los exportadores de café, a recibir por pago una moneda (askimark ) con la cual solamente podían adquirir productos alemanes.
El desequilibrio consecuente en las transacciones despertó fuertes críticas, incluso entre cafetaleros de trayectoria anticomunista, como Víctor Guardia, quien desde 1934 llamaba “colonialista” la modalidad que Alemania aplicaba a su comercio con Hispanoamérica y Europa del este.
Crecieron los temores acerca de la expansión hitlerista sobre el país y Centroamérica, sobre todo entre los comunistas, quienes denunciaban un “totalitarismo criollo” del “aspirante a Führer” León Cortés, el “nazicalderonismo” de Rafael Ángel Calderón Guardia y su entorno político católico.
 Al menos, mucho de cierto había en cuanto a las simpatías pro-fascistas y las tendencias autoritarias dentro del gobernante Partido Republicano Nacional (PRN).
La Tribuna - Cumpleaños del canciller Alemán

Desarrollo
De la misma manera que Argentina tuvo su Perón, así mismo el presidente León Cortés y su administración tenían clara influencia alemana, apodada: "el gobierno del cemento y la varilla” por su denotado esfuerzo urbanístico y de reconstrucción nacional.
León Cortés Castro (por el período 1936-1940)  había estado en la Alemania del Tercer Reich y estaba impresionado por la misma, así que el trato con Alemania era jovial.
En 1937  acorazado Schleswig-Holstein visitó el país y sus oficiales fueron recibidos por el presidente Cortés en la Casa Amarilla (cancillería) y por la colonia alemana en el Club Alemán.
 Durante su gobierno se tomaron medidas duras para apartar a judíos y comunistas del poder y diversos costarricenses partidarios del fascismo tuvieron altos cargos públicos, Effinger como mencionamos anteriormente se encargó de detener el ingreso de judíos polacos que habían empezado a llegar en oleadas impactando la economía de los comerciantes costarricenses que se quejaron. Effinger argumentaba que la inmigración debía ser aria.
Otros destacados ciudadanos que realizaron declaraciones abiertamente antisemitas fueron el periodista Otilio Ulate (futuro presidente) y el educador Luis Dobles Segreda, quienes señalaban a los judíos como artífices y promotores del comunismo, maleantes, indeseables y personajes oscuros que realizaban ritos satánicos.
Por supuesto que no puede dejar de mencionarse al brillante científico Clodomiro Picado, uno de los científicos más importantes del mundo, respetado y muy admirado en Costa Rica por su prestigio intelectual y académico, al punto de que uno de los premios nacionales de ciencia lleva su nombre “Clodomiro Picado Twight”.
Picado se mostró en ocasiones indignado por la afluencia de sangre y cultura negra que pudiera (a criterio de él) contaminar la blancura étnica tradicional del costarricense europeo.
En carta pública al historiador Ricardo Fernández Guardia, la cual circuló en el Diario de Costa Rica del 20 de mayo de 1939, Picado advierte:
"¡NUESTRA SANGRE SE ENNEGRECE!, y de seguir así, del crisol no saldrá un grano de oro sino un pedazo de carbón. Puede que aún sea tiempo de rescatar nuestro patrimonio sanguíneo europeo que es lo que posiblemente nos ha salvado hasta ahora de caer en sistemas de africana catadura, ya sea en lo político o, ya en aficiones que remedan el arte o la distinción, en tristes formas ridículas Quizás Ud. cuya voz prestigiada es oída por los humanistas de valer que aún quedan en estas regiones, logre ayudar a señalar el precipicio hacia el cual nos encaminamos."

León Cortés acusó a la anterior administración  de Rodrigo Jiménez de haber permitido “durante largo tiempo el ingreso de todos los extranjeros al país sin llenar los más importantes requisitos” y que  al ser en su mayoría  comerciantes ocasionaban un problema para los comerciantes nacionales que tenían tiendas y negocios y que se venían al suelo, por las técnicas de venta “a pagos” de artículos baratos de los polacos.
León Cortés Castro
El gobierno de Cortés con tal de parar este “atropello” tomó medidas para restringir el ingreso de polacos, cosa que culminó con el cierre total de la inmigración.
Su gobierno se sumó a la política de cierre de fronteras que se hizo común en toda América Latina, con las únicas excepciones de República Dominicana, Bolivia y Ecuador.
El gobierno de Estados Unidos emitió informes donde manifestó su preocupación de que los dos países con mayor cantidad de simpatizantes del Nacionalsocialismo eran Costa Rica y Argentina.
Con la llegada de nueva administración de Calderón Guardia en 1940, esta  acusó ahora a la de Cortés de haber permitido “la mayor invasión polaca a Costa Rica… el 80% de esos elementos ingresaron en forma irregular al país.” Con estas afirmaciones y respondiendo a una interpelación por parte de 120 comerciantes nacionales, el gobierno de Calderón Guardia, procedió al establecimiento de la llamada Comisión Investigadora, desatando una campaña anti judía más intensa. La racionalización para establecer dicha comisión, según el periódico La Tribuna, era que “todos los países, menos el nuestro, defiende su comercio de la competencia de gente trashumantes, sin ningún interés en nuestra sociedad y que andan por el mundo sin más fin que el de buscar la riqueza donde quiera que estén, o sea sin importarles para nada la nación, ni sus instituciones, ni el pueblo del que se sustentan, para ir con sus negocios a otros lugares donde realizar su sueño de hacer, dinero y más dinero.”
Calderón compartió esta opinión, diciendo en su discurso inaugural del 8 de mayo de 1940, que:
 “el comercio debe ser empresa de personas arraigadas en el país, para evitar la posibilidad de competencia desleal que en la práctica se ha mostrado como el mayor estrago para la prosperidad de los costarricenses”.
Al mismo tiempo, se anunció que “todos los polacos mayores de 16 años que no se hubieran presentado ante la Comisión investigadora serían declarados en rebeldía”.
La reacción de la Cámara de Comercio fue acogida en el Congreso de la República y desembocó en el establecimiento de una comisión especial investigadora de polacos.
Los llamados ‘ciudadanos polacos’ fueron obligados a declarar, y se les elaboraba una ficha centrada en datos de la condición migratoria. La investigación se refería a ‘polacos’, pero empadronaron igualmente a los judíos provenientes de países como Alemania, Austria y Rusia. Con el voto salvado del diputado Benavides, la recomendación mayoritaria de la Comisión fue esta: deportar al grueso de los investigados después de la Segunda Guerra Mundial.



Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944), desechó la recomendación de la Comisión. No lo hizo necesariamente por simpatía con los judíos de Costa Rica, sino para congraciarse con la política de los Estados Unidos y sus aliados, enfrentados a Alemania.

Es la 1 a. m. del 30 de marzo de 1941, un tren expreso está saliendo de San José rumbo a Puntarenas con autoridades del Gobierno y varios policías armados. Quieren tomar dos barcos que hace tiempo están en el puerto, uno alemán y otro italiano.
Cuando llegan no se imaginaron que  verían ambos  barcos ardiendo y siendo tragados por el mar.
No se sabe con certeza que pasó aquellas horas previas al sabotaje.
Suponiendo obviamnete que una fuga de información alertó a los tripulantes, quienes, entrenados para comprometerse con su patria, no se preguntaron dos veces cómo debían proceder.
Estos barcos habían llegado a Puntarenas por separado y eran distintos.
El Alemán Eisenach llegó el 1°. de setiembre de 1939, al mando del capitán Gerhard Loers Struck.
El navío, fabricado en Bremen y de una capacidad de 4.177 toneladas, cubría normalmente la ruta entre India y América del Sur.
En este viaje transportaba cemento y maquinaria pero no pudo continuar su travesía pues, al declararse la guerra, Alemania pidió a todos sus barcos ir a un puerto neutral si se estaba en alta mar o solicitar autorización al país donde se encontraban en espera de una decisión de la compañía naviera.
Cuando Italia ingresó a la guerra, sus barcos tuvieron que hacer lo mismo, en cuenta el Fella, con capacidad de 6.072 toneladas y que hacía una ruta entre Italia y el Pacífico estadounidense.
A manos del capitán Gabriel Locatelli Gabrielli, el Fella había llegado el 5 de junio de 1940 con pasajeros, mercadería varia y bloques de mármol.
El presidente León Cortés Castro autorizó que ambos buques permanecieran en el país, pero no sin antes retirar todos los equipos de radio para “evitar la posible comunicación con algunas células pro nazis existentes en el país y que, según sabía, trataban de comunicarse por medio de señales luminosas o por la radio, desde la desembocadura del río Barranca”, añade el antropólogo Roberto Le Franc.
 Los Británicos molestos con la situación de los barcos con el pasar de las semanas, pidió que se desarmara a los buques, aunque desarmados parecían haber estado siempre pero Inglaterra amenazó con bloquear Puntarenas si el Gobierno costarricense no tomaba acciones más drásticas.
Al mismo tiempo, los cerca de cien tripulantes de los barcos ya estaban causando algunos problemas porque, tras meses ahí, ya no tenían de qué vivir. Las colonias italianas y alemanas, de gran influencia en el país, pedían dejarlos tranquilos, mientras Inglaterra le decía al nuevo gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia que tenía que tomar los barcos.
Tras el reclamo por la posición inglesa, Calderón pidió ayuda a Estados Unidos y hubo un compromiso de asistir solo si era necesario.
El 13 de mayo el gobierno norteamericano le hizo saber al de Costa Rica, que había llegado a la "solución del problema" de los navíos y aconsejó a Calderón que su gobierno debía deportar a estos marineros como personas "non gratas" y embarcarlas en el S.S. Stella Maris, barco norteamericano, con destino a la zona del Canal de Panamá. Una vez ahí, "los Estados Unidos se harían cargo de la situación". Otto Reinebeck (Ministro del exterior), por su parte, que estuvo en
Costa Rica desde el 6 de abril hasta el 10 de mayo, hizo saber al Presidente que quería que los marineros fueran enviados al Japón.
Por eso salió aquel tren de madrugada y, por eso, las tripulaciones avisadas tomaron los navíos, quemaron lo que pudieron, abrieron vías para que entrara el agua y cantaron himnos patrióticos antes de salir a la playa puntarenense, nadando o en botes.
Barco Italiano Fella
A las autoridades ticas no les quedó más que trasladar a los 42 alemanes y 49 italianos a la Penitenciaría Central, en San José.
Durante el posterior juicio, los capitanes de ambos barcos asumieron la responsabilidad por todo lo sucedido.
El Eisenach fue rescatado y volvió a servir pocos meses después.
 Con el Fella se intentó lo mismo pero no hubo éxito y lo que queda de él es parte de un recuerdo en ruinas cerca de la costa.
El 16 de mayo, el gobierno norteamericano respondió que "no pondrá ningún obstáculo a que la tripulación parta para Japón en el primer barco de ese país que llegue a Panamá"Costa Rica, satisfecha por la promesa norteamericana, el 20 de mayo declaró una amnistía general para las tripulaciones y las expulsó del país, de esta manera, el régimen de Calderón creyó quedar con todos bien.
Calderón repatrió a las tripulaciones a sus países en lugar de encarcelarlos o entregarlos a los militares de Estados Unidos (como era el convenio) y detono un escándalo inmenso para el Gobierno
El 28 de mayo, el Ministro alemán entabló una fuerte denuncia y amenaza en contra de Costa Rica: En nombre y por órdenes del gobierno del Reich protesto en toda forma y de la manera más enfática por la expulsión de los marineros alemanes y recibiendo órdenes de poner en conocimiento de que el gobierno del Reich hará responsable al gobierno de Costa Rica de las consecuencias de esta acción. En vista de la actitud mostrada por el gobierno de Costa Rica en este asunto, se reserva, para el futuro, el gobierno del Reich, tomar las acciones pertinentes, a lo que Calderón puso oídos sordos.



Como acto de lealtad Estados Unidos le “ordeno” al presidente que retirara a Effinger y a Fortuniak así como a cualquier otro Alemán, Italiano o Japonés de puestos de gobierno, se le instruyo también en incautar propiedades y fortunas de todos los extranjeros de estas Nacionalidades y de crear campos de concentración para retenerlos.


En la mañana del 7 de diciembre de 1941 la Armada Imperial Japonesa ataca con furia la base naval de los Estados Unidos en Pearl Harbor (Hawái) metiendo a Estados Unidos a la Guerra y por consiguiente a las demás naciones del orbe, por medio de una acuerdo que hizo Roosevelt para comprometerlas en dar su apoyo si ellos entraban en la guerra.
Calderón pactaría una alianza con el Partido Comunista cuyo líder, Manuel Mora Valverde,  Calderón (bajo la influencia de Manuel Mora) en la mañana del 8 de diciembre de 1941, decide declarar la guerra a las Potencias del Eje, tras el ataque el día anterior, a una de las naciones que formaban parte del acuerdo anteriormente mencionado.
A principios de la década de 1940 Costa Rica disponía de su propio ejército, que en realidad no era muy numeroso debido a la extensión del país y el número de habitantes, pero lo suficientemente importante como para repeler y defenderse de un hipotético ataque.

La declaración de guerra cita:
El Congreso Constitucional de la República de Costa Rica:
De conformidad con la fracción 6 del artículo 73 de la Constitución Política y el inciso 5 del mismo y en vista de la exposición que dirige a la Cámara el Secretario de Estado en el departamento de Relaciones Exteriores, acuerda:
Artículo Único.- "Autorizar al Poder Ejecutivo para que declare la Guerra al Japón y a cualquier otra potencia no americana que cometa actos de agresión o declare la guerra a una de las repúblicas americanas y prestar el consentimiento del caso para el ingreso o permanencia de fuerzas terrestres, marítimas y aéreas de dichas naciones en los puertos y zonas marítimas del país".
Dado en el Salón de Sesiones del Congreso Constitucional Palacio Nacional. San José a los ocho días del mes de diciembre de mil novecientos cuarenta y uno.

Resulta curioso que la declaración de guerra del gobierno de Calderón Guardia fuese hecha varias horas antes por la realizada por el propio presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt.
”… al fin el torbellino [la guerra en Europa] acabó por arrollarnos también a nosotros: el 8 de diciembre último, Costa Rica se declaró en estado de guerra con el Japón…: el 7 de diciembre de 1941 el Japón declaró la guerra a los Estados Unidos de América, y perpetró actos de hostilidad en Hawaii y las Islas Filipinas. Ante tan graves sucesos, era preciso que delineáramos nuestra actitud, la cual no admitía dudas ni vacilaciones” C.G

Tras declarada la guerra el gobierno costarricense tomó diversas medidas como, permitir a Estados Unidos establecer un aeródromo en la Isla del Coco, autorizar a las agencias policiales y de inteligencia investigar a los ciudadanos alemanes, italianos y japoneses residentes en el país que quedaban bajo vigilancia especial del Estado, incautar toda arma, explosivo o equipo de comunicación en su posición y cortar lazos comerciales con las potencias del Eje haciendo ilegal el exportar o importar productos a dichos países.
Los empleadores tenían el deber de informar al Estado si contrataban personas de esas nacionalidades y cuáles eran sus cargos y las juntas directivas de las empresas debían hacer lo mismo con los accionistas de origen germano, italiano y nipón.

El 10 de diciembre, por 34 votos contra 10, autorizó al Poder Ejecutivo lo que esperaba: la suspensión de las garantías constitucionales.
El 11 de diciembre de 1941 por decreto ejecutivo número 47 el gobierno obligó a los alemanes, italianos y japoneses a solicitar permisos para movilizarse por el país.
El 20 de diciembre, Calderón visitó las instalaciones de un campo de concentración en construcción.
 El 24 de diciembre se anunciaba a la prensa que se había iniciado el inventario de las propiedades italianas y que se pondrían bajo la custodia de la Legación Argentina.
 Tres días después, el gobierno prohibió, por el decreto número 3, el comercio con los países del Eje.
De acuerdo con el Departamento de Estado, la política se realizaría por medio de un boicot económico en contra de las compañías o de las personas que negociaran con los países del Eje, o que contaran con dueños o socios simpatizantes con su causa.
 Para ello, se levantaría una Lista Negra y se enviaría el 17 de julio de 1941. La Lista Negra para Costa Rica incluyó, en un principio, 67 nombres y compañías, la que se incrementaría a 200.
De esta manera dio inicio a un triste período en la historia nacional caracterizado por las violaciones a las garantías individuales y sociales de las personas de ascendencia alemana, japonesa, italiana, e incluso, costarricenses a quienes se les acusó de ayudar o proteger a los enemigos del país por lo que fueron incluidas en esas las listas y por el deseo de limitar su influencia económica, el  gobierno encarcela y deporta a los ciudadanos alemanes e italianos utilizando el confiscamento y expropiación de bienes, congelamiento de recursos económicos e impedimento de ejercer transacciones, trabajo agrícola o agroindustrial,  a los ciudadanos de los países del Eje, política económica que representó para el gobierno la posibilidad de contar con mayores recursos para el fisco.
Así , se expropio el Club Alemán (ahora Colegio Napoleón Quesada) y se convirtió en el primer campo de concentración, luego se creó el segundo donde ahora se hace la feria del agricultor a la par de la Municipalidad de San José en avenida 10, se hizo uno en Alajuela y otro en San Vito
El 7 de enero de 1942, se obligaba a todos los súbditos de esos países a presentar la declaración jurada de sus bienes y propiedades. El 25 de febrero, se publicó la Lista Negra y se anunció que las firmas y propiedades de las personas incluidas, serían controladas por la oficina de coordinación. En mayo de 1942, se inició el cierre de los beneficios de café alemanes y en junio, otras propiedades, todo por un valor de 60 millones de colones.

De esta manera el estado costarricense creó organismos de control de los bienes de los súbditos alemanes, italianos y japoneses.
 Primero, se instauró la Oficina de Coordinación. El 28 de junio de 1942, el Congreso Nacional de la República de Costa Rica -por medio de la Ley No. 66- ratificó varios decretos del Poder Ejecutivo para ajustarse a los mandatos de la Constitución y a las necesidades de Defensa Nacional. Muchos de los decretos tenían relación con la creación de la Oficina de Coordinación, que era la fiscalizadora de los bienes enemigos, la prohibición del comercio con las naciones del Eje, y la creación de la Junta de Custodia, adscrita a la Oficina de Coordinación.

 A este respecto, el artículo 2 de esta Ley decía:
“Refúndase en la Junta de Custodia las funciones de la Oficina de Coordinación y declárense legítimos los actos de esos organismos realizados dentro de los límites de los decretos creadores.
 Artículo 3°-Habiendo cesado el entendimiento con el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, que dio origen a los contratos de coordinación y habiendo quedado por tal motivo, sin ejectividad práctica de dichos contratos, se aprueba la rescisión que de ellos hiciera el Poder Ejecutivo, por medio de la Oficina de Coordinación.”

Además se acordó la creación de un impuesto a los capitales mayores de ¢50.000 de los nacionales de los países en guerra con Costa Rica y las personas o firmas inscritas en las Listas Proclamadas con el fin de cubrir los gastos que demandara la Junta de Custodia y la Junta de Defensa Civil y Nacional.

Al mismo tiempo, el Artículo 8°-aprobaba que:
“Sin perjuicio de las demás sanciones ya establecidas, se declaran absolutamente nulas, todas las transacciones que celebren nacionales de los países en guerra con Costa Rica, o personas incluidas en la Listas proclamadas, sin la debida autorización de la Junta de Custodia de la Propiedad,…”
y en el Artículo 9°se exponía:
“ La Junta de Custodia de la Propiedad con la autorización del Poder Ejecutivo, podrá enajenar o dar en arrendamiento o administración, en todo o en parte, los bienes de los súbditos alemanes, italianos o japoneses que hubieren quedado abandonados con motivo de la expulsión del país o de la imposibilidad de reingreso a él por razones de defensa nacional y de los cuales hubiera tenido necesidad el Gobierno de tomar posesión por las causas dichas.”

Cuando se vendía, arrendaba o administraba un bien de los súbditos de las naciones del Eje, el producto resultante se utilizaba para cancelar deudas, gastos y si hubiere saldo, éste se congelaba y se invertía en valores del Estado o municipales de acuerdo a lo que determinaba la Junta. El mismo rumbo tomaban las sumas de dinero en cuentas corrientes, valores y otros, en este marco legal, bajo fuertes presiones de los países aliados, en especial de Estados Unidos y las políticas de Defensa Hemisférica y Solidaridad Continental.
Para esta fecha, los sectores aliados con el gobierno: Estados Unidos, los comunistas, la Iglesia y los antifascistas, habían estrechado sus lazos. Calderón dependía de ellos para cada paso. Uno de los acuerdos a que llegaron era que los “nazis” debían ser expulsados, cosa que se inició el 7 de abril de 1942. Cien de ellos fueron enviados a campos de concentración en los Estados Unidos. Pero para asestar un tiro de gracia, planearon un kristallnacht a la tica.

El día 2 de julio, En la bahía de Puerto Limón, el mercante San Pablo resultó hundido a consecuencia de una fulminante explosión. Resultaron muertos 23 miembros de la tripulación y otros veinte fueron heridos. El estallido resultó ser tan fuerte que el puerto quedó sin fluido eléctrico por varios minutos.
Un aparente submarino  alemán ataca al San Pablo (buque de bandera nacional, perteneciente a la United Fruit Company) en el muelle de Limón..  
La indignación popular no se hace esperar y los dirigentes de diversos partidos políticos, incluyendo al diputado Manuel Mora del Partido Comunista, hacen un llamado a la unidad nacional el 4 de julio.
Se organiza una masiva concentración  en San José para protestar contra el hundimiento del San Pablo y de solidaridad con las familias de las 23 víctimas. 
La protesta se torna violenta: gran cantidad de negocios sufre de pedreas y saqueos a sus negocios, numerosos ciudadanos resultan heridos. 
Para el 8 de julio, 350 personas fueron identificadas con la causa “nazi” y detenidas, y unas 100 serían deportadas inmediatamente a los Estados Unidos. El 19 de agosto se cerraron todos los ingenios de café y de azúcar en manos germanas. Al final de la guerra, más de 300 alemanes serían enviados a los campos de detención en los Estados Unidos, logrando que el plan “nazi” de una Costa Rica neutral, fracasara irremediablemente.
No era secreto que la mayoría apoyaba a Hitler y su país en la guerra, pero no todos eran nazis, ni si quiera antisemitas. De la misma manera en que algunas encuestas en Alemania habían demostrado que ni siquiera los Nacionalsocialistas en Alemania eran en su totalidad antijudíos. Es más, un importante sector no tenía ninguna animosidad contra el pueblo hebreo.

Manifestación contra Alemanes e Italianos por hundimiento del San Pablo
Campos de concentración
En 1941 el gobierno de Costa Rica le declaró por segunda vez la guerra a Alemania.
 Era la segunda vez que el diminuto Estado, de 51.100 kilómetros cuadrados, Costa Rica, hacía una declaración semejante a los alemanes.
Primero sucedió en 1918, durante la Primera Guerra Mundial.
Ahora los japoneses habían atacado Pearl Harbor y un acuerdo entre los países del continente americano establecía romper las relaciones diplomáticas con Berlín en caso de que alguno de los aliados de la región fuera agredido.
El gobierno estableció un campo de concentración en las cercanías del Estadio Nacional, en La Sabana,  en la capital. El campo tenía una extensión de unas dos manzanas.
Solo por el hecho de ser alemanes o italianos, fueron recluidas ahí varias decenas de familias que residían en Costa Rica, incluyendo a japoneses algunos testigos de la época indicaron que las personas estaban recluidas en condiciones infrahumanas.
No se tiene un aproximado de cuántas personas sufrieron de un encierro que se prolongaría por cuatro años.
 En los últimos meses, ante los graves problemas de salud e higiene que suponía esa concentración de personas, algunos fueron enviados a Estados Unidos. Al final de la guerra, liberaron a todos y muchos huyeron, grandes figuras del país fueron exiliadas A la mayoría nunca se les devolvieron sus propiedades confiscadas.
Además de la sabana se construyeron campos en avenida 10 donde se ubica el mercado Mayoreo y el propio Club Alemán ubicado en Guadalupe, fue confiscado por el gobierno de Costa Rica. Posteriormente en el curso de los años 1942 y 1943 todos fueron deportados a los EEUU junto con las familias a campos de internamiento en Texas y Dakota del Norte.
Estos hechos son detalles desagradables que prefieren no mencionar los costarricenses.

Aproximadamente unos 250 ciudadanos costarricenses participaron en diferentes frentes y todos sin excepción apoyando los países aliados.
Uno de esos combatientes valiente fue Rodrigo Castro Echeverría quien luchó contra los japoneses en la isla de Okinawa.
En la actualidad Costa Rica es una de las 25 naciones del planeta sin ningún tipo de ejército. Fue una medida que se tomó bajo el mandato del presidente José Figueres Ferrer (en aquel momento de facto, 1948-49); quien irónicamente alcanzó el poder militarmente provocando una guerra civil.
Tras proclamarse presidente, Figueres Ferrer decidió que la pequeña república centroamericana debía mantenerse neutral ante cualquier conflicto bélico aboliendo las Fuerzas Armadas.


En 1944, Teodoro Picado Michalsky el candidato apoyado por calderonistas y comunistas gana las elecciones en medio de acusaciones de fraude electoral. Calderón no acepta el resultado y convenientemente anulan las elecciones presidenciales (pero no así las elecciones legislativas votadas simultáneamente y donde comunistas y calderonistas resultaron vencedores) por lo que estalla la Revolución o Guerra del 48.





Ver:



Referencias:
PONENCIA,COSTA RICA DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Historia del Facismo en CR
Partido Nazi  de Costa Rica
Hitler en Centroamérica
La presencia alemana en CR
Persecuciónes de Ciudadanos Alemanes e Italianos
durante la Segunda Guerra Mundial
El Judío en Costa Rica
textos de la Nación , Republica y Áncora

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