+Rudolf Hess+
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Por muchos años de mi vida pude trabajar bajo el
mayor hijo que haya producido mi pueblo en su historia de mil años. Ni
siquiera, si lo quisiera, podría borrar este período de mi existencia. Me
siento feliz de saber que he cumplido con mi deber para con mi pueblo; mi
deber como alemán; como nacionalsocialista; como leal seguidor de
mi Führer.
No me arrepiento de nada. Si tuviera que comenzar de nuevo, actuaría tal como
he actuado, inclusive si supiera que al final me esperase una feroz muerte en
la hoguera. No importa lo que me hagan los hombres, algún día estaré ante el
trono del Juez Eterno. Ante él me responsabilizaré y se que él me declarará
inocente".
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—Rudolf Hess, Núremberg, 1946.
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Rudolf Walter Richard Hess
En mayo de 1941 Hess voló en solitario a Escocia. Logró
burlar la vigilancia de las patrullas de la Royal Air Force y se lanzó en
paracaídas, donde fue hecho prisionero pese a que había ido allí para iniciar
conversaciones de paz con el Reino Unido.
Murió en 1987 asesinado por los guardias en la prisión de Spandau.
El vuelo a Escocia
En el mes de mayo de 1941 Hess voló (en solitario) en un
bimotor Bf 110 rumbo a Escocia. Logró burlar la vigilancia de las patrullas de la
Royal Air Force y se lanzó en paracaídas, donde fue hecho prisionero pese a que
había ido allí para iniciar conversaciones de paz con el Reino Unido.
Hess pilotaba expertamente un Messerschmitt Bf 110, matrícula VJ-OQ tipo D y
modificado especialmente por el fabricante (un caza pesado biplaza y bimotor),
cuya velocidad máxima era de 600 km/h.
Las modificaciones consistían en un compartimento que
contenía una balsa inflable completamente equipada, un receptor Lorenz, una
radio adaptada para comandarla por el piloto, la envergadura de las alas estaba
extendida y un fuselaje 50 centímetros más largo. No estaba armado ni contenía
bombas u otros elementos defensivos u ofensivos.
Cronología del vuelo
El 10 de mayo de 1941, Hess y el Reichsleiter Alfred
Rosenberg almorzaron juntos en privado en Augsburgo, y desde allí
Rosenberg se dirigió a entrevistarse con Hitler en Berchtesgaden.
El personal de servicio de Hess dijo que éste se encontraba
absolutamente tranquilo y que durmió una siesta, se levantó aproximadamente a
las 15:00 horas para, posteriormente, ir a visitar a su esposa Ilse Hess y
a su hijo Wolf Rüdiger. Más tarde se dirigió hasta la pista de
la Luftwaffe en
Augsburgo, hacia las 17:00 horas.
Lo cierto es que Hess voló en un Messerschmitt Bf 110 desde
Augsburgo, despegando a las 17:45 en dirección noroeste, para superar la línea
costera de los Países Bajos a las 19:28 a la altura de Texel;
allí giró 90° a la derecha y voló en esa dirección unos 30 minutos para volver
a virar 90° al norte en el mismo sentido que traía inicialmente a baja altura
sobre el Mar del Norte, completamente de noche en ese momento.
A las 20:50 aproximadamente interceptó las líneas de
radionavegación provenientes de radiofaros emplazados en Dinamarca con
el receptor Lorenz, y realizó un vuelo de zig-zag cubriendo trayectos paralelos
de 20 minutos de vuelo hasta finalmente tomar rumbo a Escocia a eso de las
21:52, para traspasar la línea costera a eso de las 22:12 sobre la localidad
escocesa de Embleton. Sólo le quedaban 30 minutos de combustible.
Fue detectado por un puesto de Observadores Reales (ROC) en
Ashirck y despegaron aviones de la Royal Air Force para interceptarlo,
infructuosamente.
Después de su llegada a Escocia esperaba poder aterrizar en
la Casa Dungavel, propiedad del Duque de Hamilton, quien tenía una pista
privada que, según testigos calificados, estuvo iluminada esa misma noche
misteriosamente, sobre todo si se tiene en cuenta que eran tiempos de guerra.
Además, contaba en sus hangares con cajas de repuestos y dos tanques de
combustible del mismo tipo del avión alemán en el que Hess volaba.
Hess voló muy cerca de esa propiedad (con su pista
iluminada, pero según testigos fidedignos se apagaron cerca de las 22:30)
buscando la supuesta pista que esta propiedad tenía. Hacia las 22:45, el
combustible sólo le daba unos 5 o 7 minutos de vuelo más, pero sobrevoló dicha
propiedad sin encontrar la pista y pasó de largo en dirección a la costa
occidental de Escocia. Al llegar al mar nuevamente, se deshizo de los tanques
adicionales de combustible, viró 180° y volvió a buscar la Casa Dungavel, para
pasar nuevamente sobre ella.
El vuelo que realizó Hess se ha discutido ampliamente en
círculos de aviación, ya que se necesita ser un expertísimo piloto para
realizar tal maniobra.
Cerca de las 22:50 horas, al acabarse el combustible, se vio
obligado a saltar en paracaídas en Eaglesham, cerca de Glasgow, invirtiendo el
avión para lanzarse desde la cabina del Bf 110.
Al llegar a tierra, Hess se dañó un tobillo y un campesino
escocés, le auxilió y lo llevó a una guarnición militar, en donde Hess intentó
convencer de que era amigo del duque de Hamilton con un nombre falso (Alfred
Horn).
Mensajero de la paz
El duque acudió a la mañana siguiente y Hess se presentó por
su verdadero nombre, aunque el duque lo había reconocido porque se habían visto
por primera vez en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.
Hess comunica su deseo de llegar a un acuerdo de paz con los
británicos y que trae un mensaje del Führer.
Inmediatamente fue hecho prisionero, para ser recluido posteriormente en la Torre
de Londres hasta
el final de la guerra. Todos sus intentos de ser creído fueron infructuosos
para tratar de pactar la paz con el Reino Unido y
así cambiar el curso de la guerra, al poder concentrar a la Wehrmacht en
un solo frente contra los soviéticos.
En el Museo Imperial de Guerra de Londres pueden
apreciarse la cola y el motor del avión pilotado por Hess. Ambas partes,
británicos y alemanes, hicieron publicar rápidamente su desconocimiento de
contactos previos.
Las razones para Hess obrar de semejante forma han sido y
son muy discutidas y misteriosas. Pero la teoría más aceptada y más coherente
es que Hess partió como emisario secreto de Hitler para contactar a altos
personajes británicos. Hess era un experto piloto de Bf 110 y preparó su
aparato particular para dicho vuelo. Además, los radiofaros guía alemanes se
entramaron cuidadosamente para dirigirlo al Reino Unido.
Quizás el elemento más controvertido es el testimonio dado
por una sirviente de la Casa Dungavel que precisó que, además de tener las
luces de la pista encendida momentos antes de la pasada de Hess esa noche
del 10
de mayo, sea el hecho de que viera en los hangares privados de la pista
cajas conteniendo tanques fabricados en Augsburgo del mismo tipo que el usado
por el Bf 110.
Hitler se enteró en la mañana del día 11 a través de un
sobre que le entregó el secretario de Hess, Pintsch, con una larga carta en la
cual decía al Führer que, en caso de que saliera mal la aventura de
intentar negociar la paz con los británicos antes de invadir la URSS, podría argumentar
que estaba loco.
La reacción alemana no se hizo esperar, pues Goebbels, como
Ministro de Propaganda del régimen, catalogó el día 12 la actuación digna de un
loco desmedido. Horas después, la BBC anunciaba la captura de Hess, que sería
reemplazado en el cargo por Martin
Bormann.
Existen pruebas que avalan que Hitler estaba
al corriente del plan y la actuación del Ministerio de Propaganda alemán quiso
encubrir el fracaso de Hess como emisario de paz.
Inglaterra sin aliados
Después de la derrota
inglesa en Creta y del victorioso contraataque de Erwin
Rommel en África del norte, la situación volvió a empeorar
para la Unión Soviética, en vigilia de un ataque general de
la Wehrmacht. Inglaterra no
podía echarle más capotazos al toro alemán para desviarle de su objetivo. Turquía,
desoyendo las indicaciones de Londres y Washington, había firmado un pacto de
no-agresión con Alemania, mientras Bulgaria participó,
con sus tropas, en la ocupación de las dos Macedonias, griega y yugoeslava,
relevando en tal misión a las tropas alemanas e italianas. Rumania, Eslovaquia y Finlandia,
directamente amenazadas por Moscú, se adherían al Pacto
Tripartito. Croacia seguiría más tarde. Ésta, en abril de 1941, bajo
la presidencia de Ante Pavelic, se constituyó en el Estado Independiente de Croacia,
que permanecería fiel a su alianza con el Reich hasta el fin de la
guerra. Hungría ocupó
el Bánato, mientras en Serbia y Eslovenia se
establecían gobiernos locales, de tipo fascista. Suecia y España habían
afirmado su neutralidad, lo mismo que Suiza, Portugal e Irlanda, ésta
última debiendo resistir a terribles presiones de todo orden de su poderoso
vecino inglés.
No quedaban más cipayos europeos para morir por Inglaterra y,
a la larga, por Moscú y Wall Street. Roosevelt no había aun podido vencer
la formidable oposición del Senado y del Congreso americano, reacio a dejarse
enredar en una guerra ajena.
Tentativa de paz
En aquel momento y antes de decidirse poner en marcha el
mecanismo de la Operación Barbarroja, AdolfHitler quiso hacer una enésima tentativa para llegar a un cese de
hostilidades con Inglaterra. El 10 de mayo de 1941, Rudolf Hess,
lugarteniente de Hitler y líder del NSDAP, arriesgó su
vida para lograr la paz.
Rudolf Hess nació el 26 de abril de 1894. Al
estallar la Primera Guerra Mundial, se alistó como
voluntario en el ejército alemán participando en el Frente
Occidental en Verdun y luego, en el este de los Cárpatos. Es ascendido
a teniente y condecorado con la Cruz
de Hierro. Al finalizar la Guerra, Hess -al igual que millones de sus
compatriotas- se ve profundamente afectado por la inaudita traición de los que
llevaron a su Patria a
la derrota en 1918 y luego la sumieron en la más abyecta decadencia y
debilidad. Investiga y descubre a grupos de masones, judíos y comunistas como
principales causantes del hundimiento social y material de Alemania.
En 1920, escucha por primera vez a Adolf
Hitler y se afilia inmediatamente al flamante Partido Nacionalsocialista
Obrero Alemán. Con sus discursos, logra que los trabajadores se vuelquen al
partido, superando así la falsa ideología marxista. Educa
por igual a los intelectuales. Les demuestra que el interés de la Nación está
por encima del interes y egoísmo personal. Su actividad política va en aumento.
El Partido
Nacionalsocialista llega al poder el 30 de enero de 1933 y en ese mismo
año, Hitler lo
nombra a Hess como su lugarteniente.
El 10 de mayo de 1941, Hess,
pilotando un Messerschmitt, logró burlar la vigilancia de las
patrullas de la R.A.F. y aterrizó en Escocia. Su
propósito era entrevistarse con el duque de Hamilton, antiguo amigo suyo y muy
influyente en la corte. Hess confiaba en que el Duque le ayudaría a conseguir
una entrevista con Jorge VI y con Churchill para
convencerles de que "el Führer no
quería continuar esta guerra insensata", como decía Frau Ilse Hess en
el libro "Prisionero de la Paz". Y que el verdadero
enemigo está en Rusia.
Paz-empate
Hess proponía, nuevamente, una paz-empate, a condición de
que se dejaran manos libres a Alemania frente
a la Unión Soviética. Como garantía de las intenciones
del Reich de cumplir lo pactado, el mismo Hess se ofrecía como rehén. No hay
que olvidar que, en el momento en que Hess se
presentó en Inglaterra con su misión de paz, Alemania aparecía
como muy probable vencedora. Inglaterra había
sido derrotada en todas partes: en Francia, en Bélgica,
en Noruega,
en Yugoslavia,
en Grecia,
en Creta,
en Libia...
incluso en los mares. Todos sus cipayos continentales habían sido sucesivamente
arrollados y Roosevelt seguía sin conseguir
envolver a América en el conflicto al lado de Albión.
Pero Hess no conseguiría entrevistarse con el rey, ni
con Churchill,
que lo mandó encarcelar. En vez de considerar, al menos, la posibilidad de
detener la matanza entre pueblos blancos y, en caso de desacuerdo, permitirle
regresar a su patria, el Gobierno británico le trataría como un prisionero de
guerra corriente y, más tarde, como un criminal de guerra, en la farsa pseudojurídica de Núremberg.
El duque de Hamilton, rompiendo por fin, un silencio que le
fue impuesto durante veinte años, dijo, el 25 de abril de 1962: "Ciertamente,
la guerra habría podido terminar en 1940. Pero la mejor oportunidad la facilitó
el vuelo de Hess, en mayo de 1941".
Además de la negativa de aceptar la propuesta de paz del
emisario de Adolf Hitler, lo que llama la atención en este caso es
la manera de proceder de Inglaterra para con un emisario que se presenta
voluntariamente. Los mensajeros de paz eran respetados incluso por los pieles
rojas. A.J.P.Taylor, bien conocido escritor ingles al que ni con la más
increíble imaginación puede tildarse de "pro-nazi",
reconoce que el trato dado a Hess constituye una "mancha negra
sobre nuestro honor". El propio Churchill manifiesta
en su libro "Historia de la Segunda Guerra Mundial", volumen
III, estar muy contento de "no ser directamente responsable de la
manera cómo se trató a Hess... enviado de paz que vino a estas islas por su
propia voluntad".
Hitler,
tal como estaba convenido en caso de fracasar la acción de Hess, hizo publicar
un comunicado oficial declarando que su lugarteniente, Rudolf Hess,
padecía desde hacía algún tiempo, una progresiva enfermedad mental.
Spandau
En el suburbio de Berlín Occidental del mismo nombre, se
alzaba hasta hace pocos años la impresionante fortaleza que era la Prisión de Spandau. Es un presidio que podía
encerrar a 600 hombres. Un conjunto de edificios de ladrillo rojo, rodeado por
un muro de 8 metros de altura, flanqueado por nueva torres de concreto.
Circundaba al muro una franja de terrerno minado y luego dos alambradas
electrificadas. En la exterior, unos carteles advertían: "No se
acerque a la valla. Los centinelas tienen orden de disparar". La Segunda Guerra Mundial duró hasta hace poco
en Spandau. Se mantenía allí la alianza de los vencedores de entonces. Tropas
de Gran Bretaña, Francia, Estados
Unidos y la Unión Soviética se turnaban, cada mes, para la
guardia del presidio.
El 18 de julio de 1947 las puertas de la Prisión de Spandau se abrieron para que
entraran los siete dirigentes del Tercer Reich que
fueron condenados a penas de presidio por el Tribunal Internacional en
los Juicios de Núremberg. Volverían a abrirse para
dejar salir a seis de ellos, ya fuera por haberse cumplido la pena, ya sea por
haberse conmutado ésta por razones de edad o salud del condenado. Sólo para el
séptimo, para el ocupante de la celda No. 7, permanecieron cerradas. Sólo
para Rudolf
Hess no hubo razones humanitarias. Sólo para Rudolf Hess la
guerra no había terminado.
Fue torturado sádicamente por sus carceleros desde 1941. Para
Hess no hubo Organizaciones de Derechos
Humanos. Ni hubo gobiernos que se indignaran por su larga reclusión en la
cárcel. Claro, Hess no era un terrorista marxista. Los
46 años de cárcel y tortura no pudieron doblegar la voluntad de acero de Rudolf Hess,
que será recordado por millones de nacionalistas revolucionarios
en todo el mundo que imitarán su ejemplo de lealtad. En cambio.... quién
recuerda a los jueces que lo condenaron en Núremberg? Nadie!! Hess permaneció
por más de 46 años en prisión y en esos 46 años permaneció fiel a sus sagrados
principios de patriota y de nacionalsocialista.
El 10 de mayo de 1941, Hess partía
en misión de paz. No lo quisieron escuchar y lo declararon culpable. El 17 de
agosto de 1987, Hess partió en su último y glorioso viaje. Se presentó ante el
Juez Eterno. ÉL lo eschuchó y ÉL lo declaró inocente.
'"El honor es para mí algo superior a mi
libertad" - (Rudolf Hess, Spandau, diciembre de 1966)
Juicio, prisión y asesinato
Después de su estancia en el Reino Unido,
Hess fue devuelto a su país al final de la guerra. Fue juzgado en los Procesos de Núremberg siendo condenado a
cadena perpetua el 1 de octubre de 1946 y recluido en la prisión de Spandau, en la zona aliada de Berlín.
Tras la puesta en libertad de Albert
Speer en 1966, Hess quedó como único preso de la cárcel de Spandau
durante más de 20 años, hasta su muerte. En los años 80, el caso Hess dividió a
la opinión pública británica acerca de su posibilidad de excarcelarlo, pero la
justicia británica bajo influencia del sionismo hizo
oídos sordos a estas corrientes de opinión, empecinándose en mantener en
prisión a Hess a pesar de su edad y de los gastos que originaba a la Corona por
su manutención e infraestructura carcelaria.
Hess murió repentinamente el 17 de
agosto de 1987, a los 93 años de edad. La autopsia oficial determinó
que había muerto por estrangulamiento, afirmando que se trataba de un suicídio.
La familia dudó de la tesis oficial y encargó una segunda autopsia, que determinó
que su muerte fue por asfixia y no por suspensión, demostrándose de esta manera
que fue asesinado. Posteriormente incluso la policía británica puso en tela de
juicio el supuesto suicidio de Rudolf Hess.
Exhumación
La sepultura de Rudolf Hess en Wunsiedel, Baviera, fue
desmantelada en julio de 2011, coincidiendo con el 67 aniversario del fallido
atentado contra Hitler de 1944. Sus restos fueron quemados y esparcidos
en alta mar, después de que la comunidad cristiana
evangélica de Wunsiedel denegara a sus descendientes la prolongación
del arrendamiento del sepulcro[1].
El 20 de julio de 2011 los restos de Rudolf Hess fueron
exhumados del cementerio en el que se encontraba enterrado y lanzados al mar
con el objetivo de evitar que su tumba se convierta en un lugar de culto y
peregrinación para los grupos neonazis.
Hess estaba enterrado en el cementerio de Wunsiedel, en el
noreste de Baviera,
de donde se sacaron sus restos en la madrugada del 20 de julio.[2]
Su tumba se había convertido en un lugar de
peregrinación para los jóvenes neonazis, si bien desde 2005 las autoridades
locales, en un acto antidemocrático, habían conseguido impedir las
concentraciones que cada año tenían lugar en el aniversario de su muerte,
el 17
de agosto.
Artículo de opinión
Mi padre: Rudolf Hess
por Wolf Rüdiger Hess en 1968
Rudolf, mi padre, hijo de Fritz Hess y Clara Münch quienes contrajeron matrimonio en 1892. Mi padre nació el 26 de abril de 1894 en Egipto y fue bautizado en el templo alemán evangélico de Alejandria con los nombres de Rudolf Richard. El ámbito oriental, con sus características y pecularidades, dejó a mi padre -el primogénito- una marcada huella, ya en aquellos primeros años. Décadas más tarde escribiría al recordar Egipto desde la Prisión de Spandau que "recibo con la fuerza vital de la juventud que me ha dejado, como segunda Patria, huellas imborrables".Hacia finales del siglo, papá Hess se hizo construir en Reichsgoldgrünn, en las montañas del Fichtel, una gran casa de campo. La casa fue a partir de aquel instante el objetivo de viajes anuales de vacaciones. Despertaron en mi padre, en años juveniles, el amor por la naturaleza, que tan sugestiva se muestra en aquellos rincones de la Alta Franconia.
La vida cotidiana de su niñez transcurrió, empero, en
Alejandría, donde ingresó en el año 1900 en la escuela evangélica alemana. Pero
como la tarea escolar estaba al cuidado del escaso número de familias alemanas
y el pequeño número de familias alemanas y el pequeño número de alumnos no
parecía de acuerdo con lo que esperaba y exigía papá Hess, quitó a sus dos
hijos de ese colegio y les puso al cuidado de unos preceptores particulares,
que les daban las clases en el propio domicilio, con vistas a prepararles para
los futuros quehaceres, en la empresa paterna. Mi abuelo quería que su
primogénito fuese comerciante, continuando los casi cuarenta años de tradición
de "Hess y Co." Pero las aficiones de mi padre se dirigían a la
astronomia. Más tarde experimentó una gran inclinación por las matemáticas y la
física. Pero el severo padre no podía aceptar aquellas "diversiones
pasajeras" como una auténtica profesión. Y cuando dirigió un día
a su hijo la concreta pregunta sobre lo que quería ser "en tono
que por sí solo nos helaba la sangre" no le fue posible a éste
más que articular con dificultad la palabra "comerciante".
Con semejante objetivo se le envió en el año 1908 al
Pedagogium Evangélico de Bad Godesberg. Su retorno a la Patria fue
para ingresar, pues, en un internado alemán de jóvenes donde se puso de
manifiesto su talento y aptitud técnico matemático y donde tuvo ocasión de
expresar por vez primera su secreto deseo de seguir la carrera de ingeniero.
Por desgracia la voluntad paterna estableció también en ello una frontera: tras
conseguir la denominada "prueba de madurez media", tuvo
que cambiar el Pedagogium en la Ecole Superieur de Commerce de Neuchatel. El
respeto a las opiniones del padre, era total. Entre padre e hijo se había
creado, a pesar de la rígida y severa dictadura paterna, una relación
entrañable, hecha del mayor afecto mutuo. Así como el hijo respetó en los años
juveniles la voluntad del padre, en los años últimos del padre sucedió lo
contrario. El hijo había terminado por no ser comerciante, sino haberse dejado
llevar por una labor idealista que mereción, en definitiva, el máximo respeto
paterno. La verdadera atracción para mi padre eran los libros: día y noche se
entregaba a la lectura con verdadera pasión.
Voluntario de guerra
En aquellos años estuvo asimismo poseído de un fanatismo
marino. Poseía abundantes catálogos y volúmenes. Al lado de su interés en los
aspectos técnicos se ofrecía en ellos un primer atisbo de preocupación
política. En el decisivo mes de julio de 1914, la familia Hess
se encontraba en el Reicholdsgrün reunida para pasar unas semanas de vacaciones
allí. Para el joven aprendiz de comerciante no hubo un segundo de duda: dejó
que los estudios continuaran sin él y se alistó inmediatamente y contra el
deseo de su padre como "voluntario de guerra". Nada
hubiera podido detenerle. Se dirigió a Munich, donde ingresó el 20 de agosto de
1914 como recluta de la sección suplementaria del 7mo. Regimiento de Artillería
de Campaña, del que fue traspasado el 18 de septiembre al arma de infantería.
El día 4 de noviembre entró en campaña y fue adscrito finalmente a la compañía
del Regimiento Bávaro de Infantería número uno, llamado "del
rey". El 21 de abril de 1915 fue nombrado cabo y pocos días despues,
obtuvo la Cruz de Hierro de segunda clase, siendo
promovido algo más tarde -el 21 de mayo de 1915- a la categoría de suboficial.
Su regimiento estuvo destacado por espacio de varios meses
en el Somme; en el invierno de 1915-16 pasó al Artois y en junio de 1916
lanzado a la batalla de Verdún. Ante el fuerte de Douaumont fue herido, el 12
de junio de 1916, por un casco de granada. A mi padre le ocurrió lo que a
tantos jóvenes alemanes de entonces que se fueron al campo de batalla con el
himno en los labios y el ardor en el corazón. La crueldad de las mortíferas
batallas de material hizo que aquellos muchachos que apenas habían dejado atrás
la adolescencia se convirtieran de pronto en hombres maduros.
Uno de los que fueron entonces sus camaradas en el
Regimiento Bávaro de Infantería número uno me ha explicado: "Tu
padre pertenecía a aquellos que tras un breve conocimiento y tras intercambiar
las primeras palabras era admitido como un auténtico camarada. No se
apartaba un instante de sus hombres y muy pronto se convirtió en uno de los más
prominentes soldados. Cuando se trataba de encontrar voluntarios para patrullas
de reconocimiento o grupos de asalto, aparecía con frecuencia entre ellos.
Durante los ataques era un ejemplo por su sangre fría y su escasa preocupación
por sí mismo. Pero no sólo venerábamos a tu padre por su valor personal y su
arrojo, sino por sus juicios y criterios sobre lo hechos y situaciones de las
que éramos protagonistas".
Tras reponerse de las graves heridas sufridas en Douaumont,
pasó a formar parte el 4 de diciembre de 1916, del Regimiento de Infantería de
Reserva número 18, como jefe de pelotón de la Décima Compañia. Le enviaron de
nuevo en campaña, aquella vez a Rumania. Del 25 de diciembre de 1916 al 8 de
enero de 1917, tomó parte en la batalla invernal de Rimnicul-Sarat y los
decisivos combates de persecusión. Estuvo en la batalla de Putna y en los
combates de posiciones del Sereth y fue herido de nuevo, aunque en esta ocasión
levemente, por un fragmento de granada en el antebrazo, en los Cárpatos
transilvanos. En las luchas en el Moldava occidental y la marcha por las
estribaciones carpáticas, cuando ponía cerco a Ungureana, un disparo de fusil
le penetró en el pulmón izquierdo. En lucha con la muerte fue transladado al
hospital de campaña de Bezdivasarhely, justamente a tiempo para que pudiera
salvarse. Siguió una convalescencia de varios meses; mientras se reponía llegó,
el 8 de octubre de 1917, su nombramiento como teniente. Fue transladado a los
servicios de vuelo. Siguió una brevísima instrucción, en la primavera y el
verano de 1918 (Escuela de Aviadores número 4) y en octubre de 1918 fue
destinado a la escuadrilla número 35 y finalmente al servicio de vuelo, tomando
parte en los últimos combates aéreos de la Primera Guerra Mundial, del 1 al 10 de
noviembre, sobre Valenciennes. Tras el armisticio, la escuadrilla fue pronto
disuelta: se le concedió permiso para regresar a Reicholdsgrün y el 13 de
diciembre fue licenciado sin destino del servicio militar activo, tal como
decía el documento oficial.
Derrota
La guerra había terminado y quienes salieron hacia el frente
con las banderas desplegadas, regresaban derrotados y endurecidos. Mi padre
escribía en 1927 una carta a su prima donde decía: "Sabes que
sufro por la situación a que se ha llevado a nuestra Nación antes tan
orgullosa. He luchado por el honor de nuestra bandera allá donde un hombre de
mi edad tenía que luchar, allá donde resultaba más duro, entre la suciedad y el
barro, en el infierno de Verdún y de Artois, y allá donde tenia que ser,
arrostré el peligro de la muerte en todos sus aspectos, me sacudió durante
jornadas enteras el estrépito del fuego, dormí en un hoyo donde yacía el
cadáver de medio frances, pasé hambre y sufrí, como los luchadores del frente
sufrieron y pasaron hambre. Tiene que haber sido todo ello en vano?"
En la Alemania del invierno de 1918-19, sacudida por
alzamientos comunistas y atormentada por "consejos
de obreros y soldados", reconoció que a pesar de todos estos elementos
de derrota, existían todavía posibilidades para su país y su pueblo. Su
principal anhelo fue oponerse con todas las fuerzas a la visible situación de
servidumbre en que había quedado Alemania: un
anhelo que se trocó, paulatinamente, en irritación y concentrada ira.
En enero de 1919, mi padre telegrafió a Potsdam en solicitud
de un puesto como instructor aviador, con experiencia en el frente. La
respuesta fue negativa. Entonces mi padre se dirigió a Munich, para inscribirse
en la Universidad como estudiante. Mi padre fue empleado por un antiguo
camarada de guerra en la pequeña empresa Munchner Wohnungskunst GmgH.,
ejerciendo con ello una actividad remunerada y entró también mediante el jefe
de la empresa en contacto con un importante círculo de correligionarios:
la Sociedad Thule. Con estos camaradas formó, en los
almacenes de la razón social y también en los locales de la sociedad, un
verdadero arsenal que jugaría su papel en las luchas decisivas por la
liberación de Munich. Cuando el choque con el gobierno de los consejos llegó a
su punto culminante, con el tronar de los cañones en el perímetro exterior de
la ciudad, a cuyas inmediaciones llegaban ya las tropas del gobierno
procedentes de la Alemania del norte y Wurtemberg, así como el Cuerpo
Franco bávaro de Epp, fueron asesinados siete miembros de la Sociedad
Thule, entre ellos una mujer, la condesa Westarp. Mi padre escapó entonces,
por milagro de la detención y el fusilamiento e incluso llegó a conseguir,
mediante un golpe de mano, un cañon que el Cuerpo Franco en retirada había
tenido que abandonar en el Altheimer Eck, uno de los reductos rojos situados en
el centro de la ciudad.
Cuando las luchas en Munich terminaron, mi padre llevó a
cabo los planes trazados ya en Reicholdsgrün e ingresó por cinco meses en el
Cuerpo Franco Epp (5a. compañía de Alarma) como voluntario temporal.
Su jefe en la Wohnungskunst GmbH le presentó a mi padre al
general del Estado Mayor bávaro. En 1921, Haushofer fue llamado a una cátedra
de la Universidad de Munich. En el joven teniente Hess no sólo encontró
Haushofer un interesante oyente, sino también un decidido interlocutor. Para mi
padre fueron aquellas conversaciones el primer paso del pensamiento político
instintivo al concreto y para ambos hombres, constituyeron el principio de una
auténtica amistad que se prolongó durante un decenio.
En la primavera de 1920, mi padre fue llamado a prestar
servicio en el aerodromo de la Reichswehr de
Sleissheim, a raíz del Levantamiento Espartaquista en la
región del Ruhr, el 29 de marzo de 1920. Una semana más tarde voló para llevar
un aparato a la Escuadrilla Häfner, en la región del Ruhr y terminó así su
servicio militar. Y queda lacónicamente informado así en la lista del escalafón
de guerra: "Separado el 30 de abril de 1920".
Adolf Hitler
Debió ser por aquella misma época cuando -al lado de
Haushofer- una segunda personalidad influyó en la vida de mi padre. Según el
relato de mi madre, fue durante un acto oratorio, en la sala de actos de la
Sternecker Brau, en el Münchener Tal, donde el estudiante Rudolf Hess oyó
hablar por vez primera a Adolf
Hitler. Casi inmediatamente se sintió atraído por él . Unos dos años
después, remetió a un concurso convocado por la asociación estudiantil,
patrocinado por un alemán del extranjero que vivía en España, un
trabajo, que no solamente fue importante por haber obtenido el primer premio
sino más aún: porqe -sin citar el nombre de Hitler- describía
las reflexiones y esperanzas que habían hecho que mi padre se convirtiera en
uno de los primeros partidarios de aquel hombre. El tema era el
siguiente: "Cómo tiene que ser el hombre que devuelva a Alemania a
su nivel?" Mi padre respondió aquella pregunta, en la que se
caracterizaba precisamente la situación alemana a la sazón: "Si
queremos buscar lo probable para el futuro, tenemos que mirar atrás en el
pasado".
La historia se repite a grandes rasgos. El desencadenamiento
de idénticas enfermedades hace que los políticos formados sean igual a médicos.
De qué sufre el pueblo alemán? Ya antes de 1914, el cuerpo no estaba sano. Los
trabajadores intelectuales y los manuales aparecían enfrentados, en vez de
obrar conjuntamente. El intelectual contemplaba con una cierta soberbia al
manual. En vez de dar líderes de sus filas, dejó a los otros abandonados a sí
mismos, como pasto propicio a unos cabecillas que aprovecharon las injusticias
para hacer mayor el abismo. Se tomaron el desquite cuando tras el enorme
esfuerzo de los cuatro años de guerra, fallaron de pronto los nervios. La
derrota fue en primer lugar obra de aquellos líderes y los apoyos que se encontraron
entre el enemigo. Desde entonces, Alemania aparece
presa de la fiebre. Apenas se mantiene en pie. Una hemorragia en sus
principales arterias, como consecuencia del Tratado de Versalles; una administración
dilapidadora, con las cajas vacías, y una circulación fiduciaria enfebrecida,
con una grotesca desvalorización del dinero. Entre el pueblo, brillantes y
lujosas fiestas al lado de una miseria clamorosa; buena vida al lado del
hambre, usura al
lado de la propiedad y la honradez. Las últimas fuerzas parecen haber
desaparecido".
Y describía así al "hombre" capaz
de dominar aquella situación:
"Con sus discursos lleva a los obreros hacia
el nacionalismo,
destruyendo la ideología internacional-social del marxismo. En su
lugar presenta el concepto nacional-social. Además, educa a los obreros
manuales como a los llamados intelectuales: el interés general tiene que
superar al interés personal; primero la Nación y luego el "yo"
personal. Esta conjunción de lo nacional con lo social es el eje de nuestro
tiempo tiempo como fueron las reformas del barón Von Stein antes de las guerras
de la liberación. El jefe tiene que recoger las ideologías sanas de su tiempo y
transformarlas en unas ideas incendiarias que vuelvan a ser efectivas entre las
masas".
También los pensamientos de Haushofer se identificaban en
algunos párrafos:
"El destino de un pueblo se determina por la
política sobre la economía. Todas las reformas internas, todas las medidas
económicas serán inefectivas mientras esten en vigor los Tratados de Versalles y St. Germain. El hombre guía,
político-geografico, deberá tener un concepto general del mundo. Conocer a los
pueblos y sus infueyentes particularidades. Según las necesidades y
circunstancias, tendrá que pisar con las botas de coracero o anudar hilos con
dedos cautos hasta en el quinto océano. Su tarea más destacada será el
restablecimiento de la dignidad alemana en el mundo. Saber lo que es
imponderable; saber que la antigua bandera bajo la cual se desangraron millones
en la fe por su pueblo, tiene que volver a ondear; saber que hay que llevar a
cabo la lucha contra la mentira de la culpabilidad con todos los medios. El
fuerte sentido nacional en el interior, la fe en sí mismo, fortalece a un
pueblo tanto como la salvación del honor en el exterior".
El trabajo premiado terminaba con una llamada con versos
de Dietrich Eckart:
"Todavía no sabemos cuando el hombre intervendrá para
efectuar la salvación. Pero millones tienen la intuición de que aparecerá.
Habrá llegado el día contado por un poeta:
"Ataque, Ataque, ataque.
Suenan las campanas de torre en torre.
Llaman a los hombres, los ancianos, los niños Llaman a los durmientes en sus estancias llaman a la muchacha que desciende la escalera llaman a la madre que está junto a la cuna. Tienen que retumbar y resonar en el aire. Enfurecerse entre los truenos de la venganza. Llamar a los muertos de su sepulcro. Despierta Alemania !" |
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Cien francos oro
Entretanto, y para facilitar los estudios de mi padre,
afectados por la desvalorización creciente del dinero, una hermana de su padre
que vivía en Suiza,
había decidido remitirle mensualmente cien francos oro. Esto le permitía llevar
un tren de vida efectivo, aunque sin lujos. Así es que pudo despedirse de la
Munchener Wohnungskunst GmbH, y con el abundante tiempo libre conseguido, mi
padre se dedicaría a la política. Sobre el principio de esta actividad, hya
aparecido al efectuar la investigación de los documentos de aquel tiempo en los
archivos oficiales bávaros, una carta de mi padre con fecha del 27 de mayo de
1921, dirigida al presidente del consejo de ministros, Von Kahr. La carta
decía: "Y el punto central es que Hitler se
halla convencido de que solamente es posible un restablecimiento de la postura
mundial de Alemania si
se consigue atraer a la gran masa en especial a los trabajadores, hacia lo
nacional. Pero esto es solamente concebible, con un socialismo razonable
y honrado. Por de pronto, antiguos elementos comunistas y
miembros del USP han ingresado en considerable número en el Partido Nacionalsocialista
Obrero Alemán. Al final de un arrebatador discurso de Hitler pronunciado
en el Circo Krone, unos dos mil comunistas cantaron,
de pie, el himno alemán. Las diferencias de clase se han superado y el obrero
manual alterna en las asambleas con los oficiales y los estudiantes. Para mí,
que como alemán nacido en el extranjero, detesto todos los partidos, este
movimiento representa el "partido sobre los partidos",
que está llamado a un gran futuro.
La siguiente intervención de mi padre en el acontecer
político fue de naturaleza más violenta: pertenecía a la "Defensa
de salas del NSDAP" antecesora
de las SA. En tal
condición, tomó parte en el ya famoso encuentro en la cervecería Hofbrauhaus,
de Munich, el 4 de noviembre de 1921 y fue herido, inclusive. Sobre aquel hecho
escribió Hitler con
posterioridad que aquella noche "había aprendido a conocer
verdaderamente al camarada Rudolf Hess". Más tarde organizó en la
Universidad de Munich un Grupo estudiantil de el NSDAP, del que fue
jefe hasta los acontecimientos del 8 y 9 de noviembre de 1923. Acontecimientos
en los que llevó a efecto una misión especial: tuvo que custodiar, la noche del
8 de noviembre, a los ministros, detenidos en la Bürgerbräu. Este episodio tuvo
una consecuencia: en un proceso paralelo al gran "proceso de Hitler",
fue mi padre condenado, a finales de abril de 1924 y en unión de 40
participantes en el "putsch" de noviembre, a pena de reclusión en la
fortaleza de Landsberg. Siguieron casi tres cuartos de año de forzada holganza
y en aquella época, mi padre escribió a maquina, al dictado de Hitler, el
manuscrito del Mein Kampf. Efectuó, tras cada una de sus conversaciones
privadas con Adolf Hitler un borrador privado; tan sólo
después fue encargado de repasar las correcciones del libro.
Rudolf Rudolf Hess cara a cara con Adolf Hitler después de ser liberado de la prisión de Landsberg en 1924. |
Tras la liberación de Landsberg, en la noche de San
Silvestre de 1924, mi padre tuvo que tomar una decisión difícil: el profesor
Haushofer ofreció al recién salido de la carcel, un puesto de ayudante en
ciencias, que mi padre aceptó primeramente. Pero cuando, a mediados de febrero
de 1925, permitió el gobierno bávaro la nueva fundación del NSDAP y Hitler le
ofreció a él el puesto de secretario particular, se decidió por Hitler. Terminó sus
estudios y se entregó de lleno a su nueva tarea. Iba con Hitler de
reunión en reunión, escribía, organizaba y planeaba conjuntamente con él.
El 20 de diciembre de 1927 se casa con la buena camarada de
tantos años, con la compañera de escaladas y prácticas de esquí, con la
compañera en los días buenos y malos del tiempo pasado, con la visitante de la
carcel, que le aportaba los domingos un cambio en la monotonía de la vida de cautiverio,
con aquella que era objeto de todos sus pensamientos y acciones. En una
palabra, con Ilse Pröhl: mi madre. Los dos hombres que había escogido
como maestros fueron sus testigos: Adolf
Hitler y el profesor Haushofer. Una fiesta nupcial celebrada en la
casa del conocido editor de Munich, Hugo Bruckmann, entre un estrecho círculo
de amistades, cerró el día que consagró la unión de dos personas que no podían
sospechar entonces los acontecimientos adversos a que se vería sometida su
unión. La unión que ha capeado los temporales y no sólo ha crecido, sino que se
ha hecho más profunda. Es hoy mucho más fuerte que entonces.
Hasta la victoria
Los años siguientes, hasta el 30 de enero de 1933, aportaron, como los
transcurridos anteriormente, innumerables viajes, encuentros violentos,
asambleas, esperanzas, decepciones, derrotas y victorias. Aquellas eran las
señales de una ardua lucha política, llevado con fe fuerte e indomable en la
victoria de las propias convicciones, estimuladas y apoyadas por los crecientes
y espectaculares triunfos.
Es de hacer notar que mi padre no había abjurado como
"secretario" de su antigua pasión por el vuelo, sino que lo
practicaba en su aspecto deportivo como pionero. Mi padre aspiraba también a
llevar a efecto grandes designios deportivos; llegó a pensar en replicar a la
primera travesía del Atlántico por Lindbergh, en 1927, con un vuelo desde Europa a América;
todavía en el año 1932 obtuvo el segundo premio, que fue el primero en 1934 en
la prueba para aviones deportivos "en torno al Zugspitze" (la
montaña más alta de Alemania). Pero su mayor hazaña aérea fue también la última:
el vuelo solitario a Inglaterra en la noche del 10 al 11 de mayo de 1941.
Tras la toma del poder por Hitler, el 21 de
abril de 1933, pasó del puesto de Presidente de la Comisión Central al de
Lugarteniente del Führer del NSDAP, al que siguió
el nombramiento hecho todavía por el presidente Hindenburg de Ministro sin cartera del
Reich. La tarea de mi padre permaneció invariable: tuvo que dirigir en
representación de Hitler al Partido
Nacionalsocialista, convertido en partido estatal. Con su iniciativa de paz
en mayo de 1941, rebasó ampliamente su "competencia". Que tras haber
llevado a efecto aquella acción aventura, con evidente peligro de su vida y
tratando de poner fin a los hechos bélicos, fuera condenado en los Procesos de Núremberg por un
presunto "crimen contra la paz" -y no solamente por
ello- es una de las más amargas imbecilidades que marca la historia de nuestro
siglo.
No me arrepiento de nada
En su declaración final ante el tribunal de Núremberg, mi padre dijo: "Por
muchos años de mi vida pude trabajar bajo el mayor hijo que haya producido mi
pueblo en su historia de mil años. Ni siquiera, si lo quisiera, podría borrar
este período de mi existencia. Me siento feliz de saber que he cumplido con mi
deber para con mi pueblo; mi deber como alemán; como nacionalsocialista; como leal seguidor de mi Führer. No me
arrepiento de nada. Si tuviera que comenzar de nuevo, actuaría tal como he
actuado, inclusive si supiera que al final me esperase una feroz muerte en la
hoguera. No importa lo que me hagan los hombre, algún día estaré ante el trono
del Juez Eterno. Ante Él me responsabilizaré y se que Él, me declarará
inocente". (Rudolf Hess en Núremberg, 1946)
Hoy han transcurrido más de dos décadas desde que fueron
pronunciadas estas palabras. Más de veinte años largos transcurridos tras
gruesos muros, en la celda de una prisión.
No han podido doblegarle, no han podido quebrantarle. Sigue
con la fe puesta en su derecho rígido y correcto. Rechaza pedir la gracia. Y a
quienes le encadenaron, les responde: "Mi honor es para mí algo
más alto que la libertad".
Referencias
- ↑ Desmantelada la tumba de Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler
- ↑ Exhumados los restos de Rudolf Hess
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- Cartas desde la celda 7
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- Prisión de Spandau
- Wolf Rüdiger
- Ilse Hess
- Abdallah Melaouhi
- Rudolf Hess (canción de Mara Ros)
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