Los Juicios de Núremberg

El proceso de Núremberg.

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Hermann GöringRudolf HessJoachim von Ribbentrop,Wilhelm KeitelErnst KaltenbrunnerAlfred RosenbergHans FrankWilhelm FrickJulius StreicherWalther Funk,Hjalmar Schacht

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Los Juicios de Núremberg o, también, Procesos de Núremberg fueron un conjunto de procesos jurisdiccionales, desarrollados en la ciudad alemana de Núremberg a partir del 20 de noviembre de 1945, dirigidos por el Tribunal Militar Internacional (TMI) (cuyo sustento era la Carta de Londres) y emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas, vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en contra de 24 de los principales dirigentes, funcionarios y colaboradores supervivientes capturados del gobierno nacionalsocialista, y de varias de sus principales organizaciones, por algunos crímenes y abusos cometidos por Alemania que, no obstante, fueron igualmente practicados con una magnitud incomparablemente mayor por los Aliados.
En este caso, para lograr que los acusados no alegaran tu quoque y evitar que los países vencedores se sometieran a un juicio por los mismos delitos que les imputaron a Alemania, y que, como consecuencia, quedara completamente desmoralizada de manera que no volviera a ejercer una política autónoma que obstaculizara los intereses de los gobiernos occidentales, la estrategia adoptada fue, además de exagerar los crímenes de guerra efectivamente realizados, acusarla falsamente de un crimen que supondría una política de asesinato sistemático contra los judíos y otras minorías en los campos de concentración alemanes, al que posteriormente se le denominó Holocausto.
Otros doce procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran los llamados Juicio de los doctores y Juicio de los jueces.
Los Mártires de Núremberg se suman a los cientos de Mártires del Nacionalsocialismo que lucharon y murieron por los ideales de Adolf Hitler.

Las acusaciones
Cuatro fueron los cargos imputados falsamente a los acusados:
  1. Crímenes de guerra. Asesinatos, torturas y violaciones, en transgresión a los Convenios de Ginebra. En los juicios, estos crímenes se exageraron con alevosía y no se habló de aquellos cometidos en una mayor magnitud por los Aliados como la Masacre de Katyn, los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, la Masacre de Dresde, las violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo o las torturas llevadas a cabo en La Jaula de Londres.
  2. Crímenes contra la humanidad. Cuando se enfrentaba el exterminio y la muerte en masa. Como la efectuada por el General Dwight D. Eisenhower de Estados Unidos, en sus campos de la muerte en el que se hizo morir por hambre a aproximadamente un millón de alemanes. En el caso de Alemania, se trató de una falsa acusación basada sólo en testimonios inconsistentes y sin un origen claro.
  3. Genocidio. Cuando se daba muerte a un grupo étnico determinado. Englobado en el anterior.
  4. Guerra de agresión. Sobre la base de una premeditación para alterar la paz y entendida como el proceso para atentar contra la seguridad interior de un Estado soberano. Una acusación que igualmente fue magnificada en base a la Campaña de Polonia del 1 de septiembre de 1939, mientras que fueron las potencias occidentales las que le presionaron y declararon la guerra a Alemania.

"La ley"
En Núremberg se sentaron como jueces los representantes de las potencias culpables de los crímenes colectivos de Katyn, de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, de Dresde, de Berlín y de los Maquis franceses. Se habló mucho -demasiado- de "la Ley", sin precisar cual. Pero el principio básico de todo código penal civilizado: "Nullum crimen, nullam poenam sine lege" en virtud del cual nadie puede ser acusado ni condenado por la comisión de actos que, cuando fueron cometidos, no estaban sancionados por "la Ley". Eso no fue tenido en cuenta.
Los representantes en Núremberg establecieron que los vencedores no estaban sujetos a las mismas leyes que los vencidos. Cuando el defensor alemán manifestó que si para los alemanes en Polonia y Rusia ocupadas era un crimen contra el derecho de gentes confiscar propiedad privada, emplear civiles y prisioneros de guerra como trabajadores forzados y exponer al hambre a los habitantes de los territorios ocupados, ¿por qué no era entonces también un crimen cuando la potencia de ocupación americana, británica, francesa o rusa hacía lo mismo? Entonces se le dijo: "las potencias aliadas no están subordinadas a las limitaciones de la Convención de La Haya y a las reglas para la guerra terrestre".[1]
Este argumento de que lo que durante una guerra es un crimen, deja de serlo cuando la lucha ha terminado, fue la pieza más grande de tergiversación jurídica que idearon el Juez Robert H. Jackson o el general de Brigada Telford Taylor (quien lo ha seguido como acusador principal para los Estados Unidos). En Núremberg se expresó abiertamente el hecho de que sólo los alemanes podían ser castigados porque fueron vencidos y porque no tenían un Gobierno que los pudiese proteger.[1]
La tristemente célebre Ordenanza VII del Gobierno Militar de USA invalidó todas las reglas probatorias para los acusados alemanes: el Tribunal de Núremberg tuvo, tanto en el "Proceso contra los Criminales de Guerra Principales" como también en otros "Procesos contra Criminales de Guerra" el derecho "de emplear todo medio probatorio al que el Tribunal reconoce valor probatorio". De esta manera han sido usados testigos profesionales de campos de concentración, los "de oídas" y afirmaciones propagandísticas aliadas como medios de prueba. Más allá de ello, el Tribunal de Núremberg ha trabajado con testigos sometidos a amenazas y previamente torturados.[1]

Las celdas
Los acusados fueron acomodados en celdas individuales a lo largo de uno de los pasillos de la prisión de Núremberg. En la pared exterior de cada celda había una pequeña ventana enrejada, por la que los guardianes que se turnaban cada dos horas vigilaban constantemente, el más pequeño movimiento de cada uno de los inquilinos de estas odiosas habitaciones, cuyo único mobiliario lo constituía una cama, una desvencijada mesa de carton y una silla que se retiraba cada noche para evitar posibles suicidios. A los acusados no siempre se les permitía pasear durante veinte minutos por un angosto patio de 30 metros, lo que constituía su único ejercicio físico posible. También era normal, la odiosa norma impuesta de dormir del lado derecho para dar siempre la cara al guardian, de forma que cuando en medio del sueño el cuerpo daba la vuelta, eran despertados a través de la mirilla por un largo palo, con lo cual los acusados debian responder en maratonianas sesiones, a los más fieros ataques de los fiscales, después de pasar algunas noches en blanco, lo que unido a los potentes focos que en las sala facilitaban la labor periodística, provocaron en varias ocasiones la somnolencia de los acusados.
Los internados recibian a menudo la visita de psicologos americanos que los estudiaban con el mismo entusiasmo de un bacteriólogo a sus bacilos. Posteriormente, los grupos en el patio fueron prohibidos, teniendo que mantenerse cada uno alejado del otro a una distancia de diez pasos. Era imposible hablarse en voz baja, impidiendo los guardianes todo tipo de contactos durante casi todo el tiempo de los once meses del proceso.
Todos los fiscales eran judíos

Interrogatorios
Para sostener algunas acusaciones sobre "exterminio", muchos oficiales de la SS fueron golpeados hasta bañarse en sangre, aplastándoles los órganos sexuales una vez en el suelo, otros fueron colgados y azotados, o les refregaban materias fecales por la cara. El senador americano Joseph Mc Carthy, señaló en una declaración de prensa del 20 de mayo de 1949 entre otras cosas las siguientes: "He escuchado a testigos y he leído testimonios que prueban que los acusados fueron golpeados, maltratados y torturados con métodos que no podían haberse originado sino en cerebros de enfermos". En los procesos de Frankfurt y Dachau se usaron ciertos métodos revelados en 1949 por el Juez Edward L. van Roden: "Los americanos se disfrazaban de sacerdotes para oir la confesión de los acusados, les torturaban introduciendoles fósforos encendido en las uñas, les rompían dientes y mandíbulas, les dejaban solos, incomunicados, en celdas y no les daban más que raciones de hambre".
Estos y otros métodos peores fueron usados para lograr las confesiones que luego convenientemente utilizadas serían la base para "probar" el exterminio judío. Según el diario británico "Sunday Pictorial"hombres fuertes fueron reducidos al estado de desechos humanos, dispuestos a farfullar cualquier confesión que se les exigiera". Sobre los procedimientos de interrogación americanos, he aquí los nombres de los encargados de tales interrogatorios: Tte. Col. Burton, Cap. Rafael Schumacker, Tte. Robert E. Byrne, Tte. William R. Perl, Morris Ellowitz, Harry Thon, Mr. Kirschbaum y M.A. Rosenfeld. Un breve examen de estos apellidos nos lleva a la lamentable conclusión de que los encargados de averiguar el exterminio judío, provenian de este mismo pueblo y tal vez fueron encargados de esta misión precisamente por ello.
Julius Streicher manifestó al Tribunal que le habían arrancado los dientes y, sujetandole la cabeza, habían escupido dentro de su boca. Los "jueces" manifestaron tranquilamente que todo aquello nada tenía que ver con el "juicio".
Este "juicio" contravenía manifiestamente la regla de que en todo procedimiento nadie puede ser juez y parte al mismo tiempo, ya que como manifestara Lord Hankey durante una sesión de la Cámara de los Lores en 1948: "Hubo algo de cínico y repugnante en el espectáculo de jueces británicos, franceses y americanos, sentados junto a unos colegas que representaban un país, que antes, durante y después de los juicios, había perpretado más de la mitad de todos los crímenes políticos existentes. La declaración de que "el tribunal no habra de verse trabado por las reglas técnicas de la prueba, sino que podra admitir toda prueba testimonial que estime tener valor probatorio", significaba que se admitía en la práctica no menos de 300.000 declaraciones por escrito o bajo palabra, sin que estos testigos fueran oídos bajo juramento, admitiendo también simples conocimientos de oídas o dichos de terceros, con los cuales se amasó la leyenda del exterminio, ya que cualquier deportado internado en campos de concentración podia alegar en venganza todo lo que se le pasara por la cabeza. Ni siquiera se le permitía a los acusados elegir sus propios abogados defensores. Algunos acusados tuvieron así dos fiscales y ningún defensor. Streicher discutía más con su abogado que con Jackson o Rudenko. El defensor asignado al antisemita Julius Streicher fue el judío Doctor Marx. Increíble !!"

Irregularidades
Enumeramos aquí brevemente algunas otras irregularidades que merecen ser resaltadas:

  1. Según el párrafo 19 del Estatuto de Londres, creado por los aliados en agosto de 1945 y que sirvió de base para estos procesos, el tribunal no estaba sujeto a reglas de evidencia: era admitido cualquier medio de prueba si al tribunal le parecía que tuviese mérito probatorio. El tribunal estaba autorizado a aceptar material comprometedor sin verificar previamente su fiabilidad y, a su vez, rechazar material exculpatorio sin necesidad de fundamentarlo. En otras palabras, se podían falsificar piezas de acusación a discreción y de la misma manera suprimir hechos justificatorios.
  2. El artículo 21 del Estatuto de Londres decía que el tribunal no debía solicitar ninguna prueba para "hechos reconocidos universalmente", sino sólo tomar conocimiento de éstos de oficio. Asimismo, el tribunal decidía lo que constituía un "hecho reconocido universalmente". A raíz de ello, la culpabilidad de los acusados estaba predeterminada, puesto que tanto el Holocausto, como los demás delitos que les eran imputados, eran "hechos reconocidos universalmente". En estas condiciones pudo obviarse la fatigosa tarea de probanza. (Ver: Caso MermelsteinArgumentum ad populum y Metodología exterminista)
  3. Se obstaculizó por todos los medios a los abogados la preparación de una concienzuda y responsable defensa, varias pruebas se perdieron "misteriosamente", asimismo, mientras las toneladas de legajos acusadores eran despachadas con toda celeridad, las alegaciones defensoras sufrían lamentables retrasos.
  4. Cerca del 90% de las personas que componian los tribunales, estaban predispuestas contra los acusados por razones políticas o raciales.
  5. Según el jurista americano Earl Carroll, el 60% del personal del Ministerio Público se componía de judíos emigrados de Alemania, entre los americanos empleados por el Tribunal de Núremberg, apenas el 10% eran auténticos nativos americanos. Según Mark Lautern, que siguió los procesos: "Vinieron todos los Salomon, Schlosberg y Rabinovitch que forman parte del Ministerio Público". Por supuesto lo mismo ocurría con los testigos, cuya preocupación principal era disimular de alguna forma su radical odio, para dar cierta impresión de objetividad.
  6. Algunas de las citaciones de testigos hechas por los acusados y defensores, no se llevaron a cabo, impidiendo en algunos casos la llegada a Núremberg de algunos de estos testigos que puedieran comprometer a los fiscales. Por ejemplo los mensajes radiofónicos de Hans Fritzsche, que podían ayudarles, se perdieron accidentalmente. Como es lógico, gran parte de los documentos escritos que podian demostrar la inocencia de los reos, obraban en poder de los acusadores como botin de guerra, con su consecuente ocultación.
  7. Si el acusado decidía defenderse a sí mismo, el fiscal podia presentar cargos contra esta declaración, hecho éste no reconocido por el derecho europeo. Tampoco podia el reo negarse a contestar, acción válida hasta entonces en todos los países.
  8. Los abogados no podian examinar las pruebas de los fiscales, pero debian sin embargo entregar las suyas a los acusadores.
Los abogados defensores estaban sometidos a una implícita y agobiante presión exterior de la opinión pública. Cabe resaltar el gran papel jugado en esta faceta por una prensa sensacionalista y que presentaba a los acusados como "las 21 personas más peligrosas del mundo". La vivienda de uno de los abogados más atacados por la prensa, el Dr. Max, fue asaltada violentamente. Todas estas irregularidades y otras muchas que por su abundancia sería imposible enumerar, hicieron exclamar en 1948 a Sir Hartley Shawcross, fiscal principal británico: "El proceso de Núremberg se ha transformado en una farsa, me avergüenzo de haber sido acusador de Núremberg como colega de estos hombres, los rusos". El juez Wennersturm, norteamericano, dimitió de su cargo en Núremberg por considerar que su participación en tal mascarada constituiría una deshonra para él y para la Justicia americana.


Sentencias
Hermann Goering resumió en una frase el pensamiento de acusados y observadores imparciales: "No era menester tanta comedia para matarnos". El 30 de septiembre fueron promulgadas las sentencias, fijandose la fecha del 15 de octubre para las ejecuciones. El Mariscal Hermann Goering y el Doctor Robert Ley se suicidaron. Sucesivamente y por este orden, fueron ahorcados, como "criminales de guerra"Joachim von RibbentropWilhelm KeitelAlfred JodlJulius StreicherErnst KaltenbrunnerFritz SauckelHans FrankArthur Seyss-InquartWilhelm Frick y Alfred Rosenberg.
Streicher, mirando fijamente al verdugo americano le dijo: "¡Los bolcheviques te colgarán a ti y a los tuyos algún día!". Luego, mirando a los corresponsales de prensa, gritó: "¡Fiesta del Purim, 1946!". La fiesta máxima del judaísmo es el Purim, la festividad del odio. El Purim conmemora el asesinato del Ministro Amman de Persia, que había querido oponerse a las maquinaciones de los israelitas en supatria. Las últimas palabras de los ahorcados fueron "vivas" a Alemania y a Hitler. Albert Speer y Baldur von Schirach, fueron condenados a 20 años de prisión. Karl Dönitz, a 10 años. Rudolf HessWalther Funk y Erich Raeder, a cadena perpetua.
Los procesos de Núremberg continuaron hasta 1948, sentenciándose a millares de alemanes por el hecho de no haber traicionado a su patria. Las cenizas de los asesinados (y no ajusticiados, pues esta palabra viene de justicia) fueron echadas en un lugar desconocido del río Isar, para tratar así de destruir y hundir aún más la memoria de este puñado de fieles a su raza y su ideal.
Como dijera el Senador americano Robert A. Taft: "La muerte en la horca de estos diez hombres, es para América una lacra que nos abrumará por mucho tiempo".
Para nosotros, los más directos seguidores del ejemplo de estos hombres, la fecha del 15 de octubre de 1946 no puede jamás ser olvidada si queremos conseguir algún día, que en el mundo, el Oro no prevalezca sobre la Sangre. Así sea.
por Joaquín Bochaca - J.Carrero


Últimas palabras de Rudolf Hess en los jucios de Nuremberg



Referencias
  1. ↑ 1,0 1,1 1,2 Freda Utley, The high cost of vengeance (El alto costo de la venganza)
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Programa de los 25 puntos del NSDAP

El 24 de febrero de 1920, se celebró a petición de Hitler el primer mítin multitudinario del Deutsche Arbeiter Partei (Partido Obrero Alemán) en Munich, donde Hitler leyó el Programa de los 25 puntos del NSDAP, escritos por Hitler y Anton Drexler, puntos que constituyeron el programa político del nacionalsocialismo.

En esta misma asamblea se decidió el cambio de nombre del movimiento, pasando de Partido Obrero Alemán para el de Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, cuyas siglas en alemán son NSDAP.

Los 25 Puntos
1. Exigimos la unión de todos los alemanes para constituir una gran Alemania fundada en el derecho de la independencia de que gozan las naciones.

2. Exigimos para el pueblo alemán la igualdad de derechos en sus tratados con las demás naciones y la abolición de los Tratados de Paz de Versalles y Saint-Germain.

3. Exigimos espacio y territorio para la alimentación de nuestro pueblo y para establecer a nuestro exceso de población.

4. Nadie, fuera de los miembros de la nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío será miembro de la Nación.

5. Quien no sea ciudadano del Estado, sólo residirá en Alemania como huésped y será considerado como sujeto a las leyes extranjeras.

6. El derecho a sufragar para la formación del Gobierno del Estado y para la sanción de las Leyes será ejercido únicamente por ciudadanos del Estado. Exigimos, en consecuencia, que todas las funciones oficiales, sea cual sea su naturaleza, tanto en la nación como en el campo y las localidades menores, sean desempeñadas exclusivamente por ciudadanos del Estado.
Nos oponemos a la corruptora práctica parlamentaria de llenar los puestos teniendo en cuenta solamente consideraciones de partido en lugar de carácter o de idoneidad.

7. Exigimos que el Estado contemple como su primer y principal deber el promover el progreso de la industria y el velar por la subsistencia de los ciudadanos del Estado. Si no fuera posible alimentar a toda la población del Estado, será indispensable que los residentes extranjeros sean excluidos de la nación.

8. Hay que impedir toda inmigración no alemana. Exigimos que se obligue a todo no ario llegado a Alemania, a partir del 2 de agosto de 1.914, abandonar inmediatamente el territorio nacional.

9. Todos los ciudadanos del Estado gozarán de iguales derechos y tendrán idénticas obligaciones.

10. El primer deber de todo ciudadano del Estado consiste en trabajar con la mente o con el cuerpo. Las actividades individuales no estarán reñidas con los intereses generales, sino que se adaptarán al marco impuesto por la comunidad y tendrán en cuenta las conveniencias de la misma.

11. Exigimos la abolición de todo ingreso no conseguido por medio del trabajo.


12. En vista de los enormes sacrificios de vidas y propiedades que exige toda guerra, el enriquecimiento personal logrado merced a los conflictos armados internacionales se considerará como un crimen contra la Nación. Exigimos, en consecuencia, la confiscación implacable de todas las ganancias por medio de la guerra.

13. Exigimos la nacionalización de todos los negocios que se han organizado hasta la fecha en forma de agrupaciones de sociedades (trusts).

14. Exigimos que las utilidades del comercio al por mayor sean compartidas por la Nación.

15. Exigimos que se ponga en práctica un plan gradual de asistencia social a la vejez.

16. Exigimos la creación y mantenimiento de una sana clase media, la nacionalización inmediata de las propiedades utilizadas en la especulación, a fin de que se alquilen en favorables condiciones a pequeños comerciantes, y que se tengan especiales consideraciones para con los pequeños proveedores del Estado, de las autoridades de distrito y de las localidades menores.

17. Exigimos la reforma de la propiedad rural para que sirva a nuestros intereses nacionales; la sanción de una ley ordenando la confiscación sin compensación de la tierra con propósitos comunales; la abolición del interés de los préstamos sobre tierras y la prohibición de especular con las mismas.

18. Exigimos la persecución despiadada de aquellos cuyas actividades sean perjudiciales al interés común. Los sórdidos criminales que conspiran contra el bienestar de la Nación, los usureros,especuladores, etc. Deben ser castigados con la muerte, sean cuales fueren su credo o su raza.

19. Exigimos que el Derecho Romano, que sirve al régimen materialista del mundo, sea reemplazado con un sistema legal concebido para toda Alemania.

20. Con el fin de proporcionar a todo alemán competente e industrioso la posibilidad de una mejor educación y promover así el progreso, el Estado abordará la reconstrucción total de nuestro sistema nacional de educación. El plan de estudios de todo establecimiento educativo deberá hallarse de acuerdo con las necesidades prácticas de la vida. El inculcar y hacer comprensible la idea de Estado (Sociología del Estado) debe ser uno de los propósitos fundamentales de la educación y comenzará con el primer destello de inteligencia del alumno. Exigimos que el Estado eduque a sus expensas a los niños dotados de superior talento e hijos de padres pobres, sean cuales sean la respectiva clase u ocupación de estos últimos.

21. El Estado procurará elevar el nivel general de la salud de la Nación amparando a las madres e infantes, prohibiendo el trabajo de los niños, aumentando la eficiencia corporal mediante la gimnasia obligatoria y los deportes y apoyando sin restricciones a los clubes fundados con el objeto de promover el mejoramiento físico de la juventud.

22. Exigimos la abolición del ejército mercenario y la formación de un ejército nacional.


23. Exigimos la adopción de medidas legales contra la impostura política deliberada y su difusión por medio de la prensa. Para facilitar la creación de una prensa nacional alemana:
a) Que todos los editores de periódicos y sus asistentes, cuando empleen la lengua alemana, sean miembros de la nación.
b) Que la aparición de periódicos no alemanes no tenga lugar sino en virtud de un permiso especial acordado por el Estado. No será indispensable que tales órganos se impriman en alemán.
c) Que se prohiba por Ley la participación financiera o la influencia de no alemanes en los periódicos germanos, estableciendo como penalidad para los infractores la supresión del periódico y el inmediato destierro de los no alemanes implicados en el asunto.

Debe prohibirse la publicación de órganos cuyos propósitos no contemplen el bienestar nacional. Exigimos que se persiga legalmente a todas las tendencias artísticas y literarias pertenecientes a algún capaz de contribuir a la disgregación de nuestra vida como Nación, y la supresión de cualquier institución cuyos fines estén reñidos con la citada exigencia.

24. Exigimos la libertad para todas las denominaciones religiosas dentro del Estado mientras no representen un peligro para éste y no militen contra los sentimientos morales de la raza alemana.
El Partido defiende, en su carácter de tal, la idea del cristianismo positivo, más no se compromete, en materia de credo, con ninguna confesión en particular. Combate el materialismo judío filtrado entre nosotros y está convencido de que nuestra nación no logrará la salud permanente sino dentro de sí misma y gracias a la aplicación de este principio.


25. Para realizar todo lo que precede, exigimos la creación de una poderosa autoridad central del Estado; incuestionables atribuciones del parlamento políticamente centralizado sobre toda la Nación y sobre su organización, y la formación de una Cámara representando a las clases y profesiones, con el propósito de poner en práctica en los diversos estados de la confederación las leyes generales promulgadas por la autoridad.
Los Jefes del Partido juran consagrarse sin desmayo y, si fuera necesario, sacrificar su vida para lograr el cumplimiento de los puntos precedentes.
Munich, 24 de febrero de 1920.

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Lebensraum o espacio vital

Cuando la República de Weimar surgió tras el hundimiento del Imperio Alemán y el fracaso de la revolución espartaquista. Los movimientos nacionalistas incluyeron la Freikorps, destacados en la lucha contra la revolución marxista y que fueron disueltos en 1920 (Ernst Röhm, futuro jefe de las SA, Rudolf Höss, etc.); y el Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán, 1919) de Anton Drexler y Dietrich Eckart, del que formaba parte Adolf Hitler. En 1920 se fijaron los 25 puntos de su programa y se cambió su nombre por el de Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido de los Trabajadores Alemanes Nacionalsocialista, NSDAP), ya con Hitler como dirigente destacado. El corpus doctrinal del nacionalsocialismo fue definido en un texto: Mein Kampf (Mi lucha, 1925–1926), que Hitler había comenzado a redactar durante su prisión en la cárcel de Landsberg tras el Putsch de Múnich. Tras un periodo de clarificación política en que se abandonaron las propuestas de los hermanos Gregor y Otto Strasser, las elecciones de 1930 convirtieron al partido en una fuerza importante, que mantenía una heroica presencia callejera con las camisas pardas del Sturmabteilung (tropas de asalto, SA) y la guardia personal de Hitler con camisas negras del Schutzstaffel (Escuadrones de Protección, SS).
Las elecciones de 1932 le convirtieron en una fuerza decisiva, y el Presidente Hindenburg nombró a Hitler canciller a comienzos del año siguiente, más precisamente el 30 de enero de 1933. A los pocos días, se hizo una inequívoca presentación de los rasgos fascistas del nacionalsocialismo por el propio Hitler durante una cena con altos mandos de la Reichswehr (el ejército alemán) y la marina el 3 de febrero de 1933, que algunas fuentes denominan el programa del Lebensraum (teoría del espacio vital hacia el Este):
1.- Política interior: Completa reversión de la situación política interna actual de Alemania. Negativa a tolerar cualquier actitud contraria a este espíritu. Exterminación del putrefacto y dividido marxismo. Ajuste de la juventud y del pueblo entero a la idea de que sólo la lucha puede salvarlos y de que todo lo demás debe subordinarse a esta idea (plasmada en los millones que ya están en el movimiento y que crecerán). Entrenamiento de la juventud y fortalecimiento del deseo de luchar por todos los medios. Pena de muerte para la alta traición. Fuerte liderazgo de un Estado autoritario. Erradicación del cáncer de la democracia.
2.- Política exterior: Batalla contra Versalles (tratado de Versalles). Igualdad de derechos en Ginebra (Sociedad de Naciones); que de todas maneras será inútil si el pueblo no tiene deseo de luchar.
3.Economía: Se resume en tres puntos básicos: 1. Abolición del interés del dinero, 2. Sustitución del patrón-oro por el patrón-trabajo, y 3. El bien de la comunidad debe estar antes que el bien personal (Gemeinnutz geht vor Eigennutz).
4.- Y conquista de nuevo Espacio Vital en el este y su germanización.

La muerte del anciano Hindenburg sumada a la renovación de la contundente victoria electoral del Partido facilitaron la transición a un régimen de partido único que aplicó sin concesiones el programa nacionalsocialista, incluyendo la represión de toda oposición política y la legislación de pureza racial (Leyes de Núremberg). Una política económica firme redujo el desempleo de 6 millones a sólo 400.000. La política de amistad implementada por Hitler y las potencias europeas (Acuerdos de Múnich) permitió una serie ininterrumpida de éxitos internacionales.

Lebensraum, término alemán que significa "espacio vital". Esta expresión fue acuñada por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel (1844-1904), influido por el biologismo y el naturalismo del siglo XIX. Establecía la relación entre espacio y población, asegurando que la existencia de un Estado quedaba garantizada cuando dispusiera del suficiente espacio territorial para atender a las necesidades de la misma. Es un concepto que cobró importancia durante el Tercer Reich convirtiéndose en uno de los objetivos más importantes del nacionalsocialismo.

Geopolítica
Véanse también: Geopolítica y Heartland

Estas ideas empezaron a adquirir un tinte político gracias a los trabajos del politólogo sueco Rudolf Kjellén (1864-1922), quien acuñó el término de geopolítica para señalar la influencia de los factores geográficos sobre las relaciones de poder en la política internacional y defendió algunas de las concepciones del geógrafo inglés Sir Halford John Mackinder, referentes a la tesis de que el Asia central y la Europa del Este eran el centro estratégico del planeta (Heartland o corazón del mundo), como consecuencia del decaimiento del poder marítimo radicado en los países situados en torno a aquella. Quien dominara dicha región cardial, dominaría el mundo.

Nuestro habitad natural
yace aquí también!


Inicialmente estas consideraciones se enfocaban a la rivalidad entre Alemania y Gran Bretaña, pero posteriormente se hizo extensivo a la confrontación entre Alemania y la Unión Soviética.
Necesidad de espacio vital
Karl Haushofer, ex general, y geógrafo, aplicó las nociones generalizadoras de Ratzel a la situación concreta en que se encontraba Alemania tras la derrota y los recortes territoriales sufridos en el Tratado de Versalles. Haushofer adujo que la base de toda política exterior era el espacio vital de que dispusiese el cuerpo nacional. La acción del Estado consistía en defender tal espacio y en ampliarlo cuando resultara demasiado angosto. A través de Rudolf Hess, que era asistente a las clases de Haushofer en la cátedra de geopolítica de la Universidad de Munich, junto a su hijo Albretch, tomó contacto con Adolf Hitler, que utilizó la terminología del Lebensraum para describir la necesidad del Tercer Reich de encontrar nuevos territorios para expandirse, principalmente hacia Europa del Este, en territorios ocupados por la Unión Soviética pero deshabitados y desaprovechados.
En su obra Mein Kampf, Adolf Hitler declaró: "Los alemanes tienen el derecho moral de adquirir territorios ajenos gracias a los cuales se espera atender al crecimiento de la población". Hitler establecía la necesidad de acabar con la desproporción entre la población alemana y la superficie territorial que ocupaba. La idea no se basaba en restaurar las fronteras anteriores al estallido de la Primera Guerra Mundial (1914), sino en conquistar nuevas tierras al este, ocupadas por el régimen soviético y que generalmente estaban deshabitadas y permanecían sin ser aprovechadas. No sólo para asegurar el sustento a la población, sino, y sobre todo, para garantizar su supervivencia. La biología se convertía en determinante de los valores fundamentales de la comunidad nacional.
Hitler también pretendía incrementar el espacio vital a través del Anschluss (anexión) de Austria y de los Sudetes (República Checa) en 1938.

Densidad de población
Densidad de la población del Tercer Reich y otros Estados en 1939.


La justificación a esta política residía en los números: la URSS tenía 21 millones de km cuadrados de superficie y sólo 9 habitantes por km cuadrado; el Imperio Británico 33,7 millones de km² y 16 hab/ km²; el Imperio Francés 12,3 millones de km² y 9 hab/ km²; Estados Unidos 9,2 millones de km² y 14 hab/ km². Los imperios coloniales belga, danés, portugués y holandés superaban todos los 2 millones de km². Alemania, en cambio, tenía sus 70 millones de almas encajonadas en 0,6 millones de kilómetros cuadrados: 110 habitantes por km cuadrado. Alemania era comparable a la Costa Este americana sin el resto del territorio estadounidense, o a Inglaterra sin el resto de su imperio. Esto, en la época pre-globalización, equivalía a una sentencia de muerte por hambre y escasez de materias primas. Cualquier observador imparcial de la época hubiera podido deducir que Alemania había sido conducida a una tesitura en la que sus fronteras debían estallar, de una forma u otra.
Las ideas de expandirse llevaban décadas madurándose debido a la situación estratégica de Alemania. Dicha situación se vio especialmente agravada en el período de entreguerras: con más población (y más densa) que Reino Unido y que Francia, mayor proporción de población rural que ambas metrópolis imperialistas, peligro de bloqueo naval en cualquier momento, hambruna seria, inflación descomunal, sus zonas industriales y carboníferas ocupadas militarmente, la navegación fluvial en sus principales ríos (Oder, Wesser, Elba y Rhin) sometida al control extranjero, una deuda de guerra, pérdidas territoriales desorbitantes en regiones particularmente agrarias e industriales, formación de un "cordón sanitario" de estados hostiles en el Este, separación física de la provincia alemana de Prusia Oriental y carencia de colonias en los cuales poder dispersar su exceso de población, obtener autosuficiencia alimentaria, materias primas, mano de obra barata, etc. Todo esto le sucedía a Alemania en una época en la que países mucho menos importantes —como Bélgica, Holanda, Italia, Portugal o Dinamarca— tenían importantes colonias y una holgada situación comercial. Las condiciones del Tratado de Versalles parecían explícitamente diseñadas para impedir que el pueblo alemán alcanzase un nivel de vida similar al de sus vecinos.



Los territorios ocupados por los alemanes en Europa del Este incluían las mejores tierras agrarias del mundo; en Ucrania, la capa de humus llegaba en algunos lugares a los diez metros de grosor. Con semejantes ganancias territoriales, era factible descongestionar las abarrotadas regiones de Alemania occidental. El objetivo alemán era controlar el vasto "istmo" que une a la gran Península Europea con el resto del continente eurasiático. En los lugares razonablemente estabilizados y alejados del frente, Alemania impuso Reichskommisariaten o comisariados del Reich, dictaduras regionales. Además de los señalados en el mapa, existían planes para, como poco, tres comisariados más: Moscovia, Caucasia y Turkestán. El Gobierno General de Polonia quedaba fuera de los planes agrarios alemanes: debía convertirse en una cantera de mano de obra barata, un aparcadero de judíos, una plataforma logística e industrial, un centro de confluencia de rutas, una base resguardada para la concentración de tropas y un trampolín para futuras acometidas en el Este. 

A pesar de tratarse de un país razonablemente extenso, la cantidad real de terreno arable disponible para el granjero alemán per cápita era comparable al de países como IrlandaRumania o Polonia. En 1933, el 75% de las granjas alemanas cultivaban sólo el 19% de la tierra arable del país. La mayor parte de los granjeros alemanes (el 88% de ellos, 12 millones de almas), fuertemente endeudados con la banca, vivían en la pobreza o en granjas insostenibles. A pesar de los esfuerzos del gobierno nacionalsocialista por drenar pantanos, construir diques y ganarle terrenos arables al mar, la situación agraria de Alemania era preocupante. Frente a esto, los estrategas alemanes proponían conquistar el inmenso potencial agrario de Europa del Este, imitando el "destino manifiesto" de Estados Unidos (marcha de los anglogermanos hacia el Oeste), convirtiendo, en palabras de Hitler, al Volga en un "Mississippi alemán" —y al Mar Negro en un "Mediterráneo alemán".[1][2] Aunque el proyecto era claramente alemán, se contemplaba la incorporación de grupos eslavos nórdicos. Las autoridades alemanas consideraban que el 10% de la población polaca y del norte y centro de Rusia era "racialmente germánica" y por tanto apta para la "germanización". Entre los checos, el porcentaje era del 50%, ucranianos 35%, bielorrusos 25%. En la colonia ucraniana de Hegewald, Himmler planeaba asentar a escandinavos, holandeses y polacos y ucranianos clasificados como asimilables o 'germanizables' (wiedereindeutschungsfähig).
Proyecto rural
El proyecto rural estaba vertebrado de la siguiente manera: se establecerían granjas de 20 a 40 hectáreas (capaces de sostener a familias grandes, de diez miembros o más), nucleadas alrededor de granjas de 120 hectáreas. (100 hectáreas = 1 km cuadrado). El Este sería prácticamente solo rural, la industria se concentraría en las zonas ya urbanizadas de la Banana Roja en Centroeuropa. Las ciudades eslavas, despreciadas por los alemanes, no se colonizarían y prácticamente serían ignoradas, probablemente se esperaba que la prosperidad de las granjas alemanas atrajese a los eslavos de las ciudades de vuelta al campo, como mano de obra campesina.
El asentamiento alemán medio sería una aldea de 300 a 400 habitantes, y de vez en cuando habría asentamientos de mayor entidad denominados Hauptdorf. Estas constelaciones de asentamientos estarían intraconectadas e interconectadas con diversas autopistas (incluyendo una directa desde Alemania hasta Crimea), carreteras y vías férreas.
Dos estrategias oficiales competían para colonizar el Este: la primera preconizaba oleadas sucesivas de asentamientos dispersos, y la segunda la vertebración de estos asentamientos alrededor de rutas geográficas naturales, a modo de "collar de perlas". De un modo u otro, se pretendía que la colonización germánica del Este brindase suficientes recursos para convertir Alemania en una economía autárquica, y capaz de hacer que Berlín compitiese con Washington por la influencia global.



Las Blutlanden, probablemente son las tierras más empapado de sangre del planeta, unen o separan a Europa del resto de Eurasia.
Las llamadas BlutlandenBloodlands o "tierras de sangre" se corresponden con aquellas zonas adjudicadas al Imperio Alemán, invadidas por la URSS, represaliadas por el bolchevismo, desestabilizadas por guerras civiles, invadidas por Hitler y finalmente ocupadas por Stalin. La vasta región coincide grosso modo con la Zona de Asentamiento decretada por Catalina II de Rusia en 1791 para controlar el flujo de judíos asquenazíes, y tenía la mayor densidad de población judía del planeta. Las "tierras de sangre" son una bisagra que unen o separan a Europa del resto de Eurasia.
Como no existen barreras naturales entre Berlín y Moscú, ambas fuerzas estaban destinadas a convertirse en una sola. Alemania estaba destinada a ser el centro neurálgico y Rusia el cuerpo, pero las potencias periféricas, marítimas y mercantiles del mundo vieron necesario crear barreras políticas artificiales para compensar la falta de barreras geográficas. El objetivo era evitar la constitución de un poder eurasiático autoritario que hubiese podido disputarles la hegemonía global.
El proyecto geopolítico alemán fracasó debido a la derrota en la guerra, y los segmentos germánicos destinados a implantarse en el Este fueron exterminados por el Ejército Rojo y los gobiernos polaco, checoslovaco y yugoslavo, con la colaboración de Washington y Londres. Pero la especulación queda servida: ¿qué hubiera podido hacer con los recursos de Eurasia una nación que, sin colonias, sin materias primas, sin espacio vital, sin mano de obra barata, con enormes densidades de población y con gran proporción de población rural, había conseguido convertirse en la segunda potencia industrial del mundo por derecho propio y generar una cantidad apabullante de ciencia, arte, tecnología y filosofía?
Antecedentes
El proyecto rural alemán en Europa del Este ya tenía antecedentes. Los nacionalsocialistas se inspiraron en la sociedad señorial prusiana, cuyos orígenes se remontaban a las conquistas medievales de la Orden Teutónica, así como en las correrías de los godos, en la misma aristocracia rusa (de origen fuertemente germánico), en los cosacos y en los Volksdeutsche o alemanes étnicos del Este. Himmler defendería más adelante el establecimiento de una aristocracia rural y militar en los territorios conquistados, dominada por los veteranos de guerra de las Waffen-SS, que le pondrían la guinda a siglos de Drang Nach Osten (marcha hacia el Este) germánica.
Otro precedente lo constituyen los territorios orientales ocupados por Alemania y Austria-Hungría ya durante la Primera Guerra Mundial. En el Báltico, el mando supremo de las fuerzas alemanas en el Este había establecido en 1914 el Ober Ost, un protectorado por el que combatirían los freikorps alemanes tras la guerra, para defenderlo del bolchevismo. Ober Ost (que era el antepasado del posteriorReichskommisariat Ostland) estaba gobernado de iure por el mariscal de campo Paul von Hindenburgde facto por el general Erich Ludendorff.



Ganancias germanas en Europa del Este gracias al Tratado de Brest-Litovsk en 1918. A pesar de la traición diplomática y burocrática efectuada por los políticos izquierdistas y los movimientos subversivos de retaguardia en Alemania durante el armisticio de Noviembre de 1918 (Dolchstoss o puñalada por la espalda), Alemania no renunciaría a sus ambiciones territoriales en el Este.

La rada de la República Popular de Ucrania, que se encontraba en plena guerra con el bolchevismo soviético, puso a disposición de los austro-alemanes un millón de toneladas de grano y otros productos agrarios (huevos, carne de vacuno, panceta, lino, cáñamo, también manganeso), en un acuerdo de febrero de 1918 conocido como Brotfrieden o "paz del pan". Esta colaboración germano-ucraniana tendía a minar la posición negociadora de León Trotsky, forzando a los bolcheviques, muy a su pesar, a aceptar las condiciones alemanas del tratado. Por otro lado, permitía a Alemania romper el bloqueo naval de la Triple Entente (que entre otras cosas, la aislaba de sus escasas colonias y socios comerciales), haciéndose autárquica e inmune a los embargos comerciales enemigos, y proporcionaba cereales a Austria, muy necesitada de grano debido a un ridículo conflicto doméstico con Hungría.
Debido a su increíble potencial granjero, Ucrania era sin duda la porción más importante. Las tropas austro-alemanas entraron en Kiev en 1918, suplantando a las soviéticas que la habían ocupado dos semanas atrás, y los nuevos ocupantes se apoyaron en milicias menonitas (la Selbstschütz, entrenada por los austro-alemanes y los rusos blancos) para imponer su control militar. Los menonitas, de origen alemán, se habían labrado, desde tiempos de Catalina II la Grande, fama de granjeros trabajadores y aplicados, capaces de cultivar y hacer prosperar cualquier territorio. La situación se afianzaría con el Tratado de Brest-Litovsk, firmado en 1918 en la actual Bielorrusia. El tratado le arrebataba a la recientemente establecida República Socialista Federativa Soviética de Rusia el 25% de su población y el 25% de sus cereales y hierro, así como importantes ciudades y centros económicos y vastas extensiones de Europa del Este —incluyendo los tres países bálticos, toda la actual PoloniaUcrania y una buena parte de Bielorrusia.
Los términos de Brest-Litovsk enfurecieron sobremanera a Trotsky, al que Lenin había obligado a firmar argumentando —correctamente— la inminencia del derrumbamiento interno de Alemania (Dolchstoss) y la necesidad de hacer sacrificios temporales para obtener ganancias permanentes.
Yevhen Konovalets, nacionalista ucraniano, conocería a Hitler en los años 20 y posteriormente sería una pieza central del plan alemán para convertir Rutenia Transcarpática (la parte más oriental de la Checoslovaquia anexionada, habitada por rutenos o rusinos, es decir, "ucranianos étnicos") y la Galitsia ucraniana en el núcleo de un estado ucraniano títere y un puente para la invasión a la URSS. Konovalets será asesinado por la NKVD, y los nacionalistas ucranianos, relacionados con la Abwehr (la Inteligencia militar alemana, fuertemente infiltrada por la británica), no prosperarán. A la larga, la derrota de ambos proyectos rurales alemanes desembocó en el triunfo del bloque capitalista, del comunista y del tercermundista.

Referencias
  1.  Ihor Kamenetsky, Lebensraum in Hitler's war plan: the theory and the Eastern European reality, American Journal of Economics and Sociology, Vol. 20, Nº3 (Abril 1961).
  2.  Vejas Gabriel Liulevicius, War land on the Eastern front: culture, national identity and German occupation in World War I, Cambridge University Press (2000).
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